lunes, 24 de octubre de 2016

Big Brother



La escritora Lionel Shriver me regaló sin saberlo el título de mi otro blog “Todo esto para qué”. Tal vez ese dato explique por qué decidí coger este otro libro (además de porque estaba solo, triste y abandonado en la biblioteca pero lo suficientemente usado como para saber que antes que yo, ha tenido más pretendientes o pretendientas).
Y qué bien haber regresado a las historias de Shriver. Un poco de humor, un mucho de crítica social bien documentada y para nada forzada, una incapacidad casi natural para no aburrir y sacar tensión de cualquier asunto aparentemente doméstico…
Aquí tenemos una historia basada en la propia biografía de la autora. Trata sobre la obesidad de su hermano y lo que pasó para acabar con esa enfermedad. En la primera parte el “big brother” (juego de palabras y significados con el título de otro libro que no debemos confundir con el programa al que ha dado lugar, aquí el hermano mayor es realmente hermano mayor “big brother” y además es grande “big”) sube de peso.
En la segunda parte empieza el régimen. En la tercera mejor no destripar tanto como sí hace la contraportada que nos cuenta más de lo necesario (si no queréis spoilers no la leáis, es como los tráileres de cine, pura obsesión por contártelo todo). Aunque afortunadamente, el libro es interesante en cualquiera de sus capítulos más allá del final que plantee. Lionel Shriver cuenta una buena historia y lo hace bien documentada. Creo que me identifico hasta con su estilo. Igual te cuenta una serie de barbaridades entre risas que te cuenta una serie de barbaridades que ya son puro drama. En ambos caso la exageración no es cosa de la autora. Es la vida la que exagera y hace eso con las personas. Por supuesto, primera persona del singular. Esta es una historia íntima.
El marido de la narradora es todo lo contrario que su hermano, un nazi de la vida sana y las calorías cero. Aquí no sé hasta dónde llega el recurso inventivo de la autora o la realidad. Eso es que hacen bien su trabajo literario.

Somos animales, y la pulsión de comer, mucho más fuerte que ese asunto secundario llamado sexo, motiva casi todo el empeño humano. Tras haber triunfado de modo manifiesto en la competencia por el dominio de los recursos, los más entrados en carnes somos, por tanto la coronación de las historias sobre el éxito biológico. Pero… pregúntale a una manada de renos afectada de superpoblación: la naturaleza castiga el éxito” pág. 15   

“-Es posible que nadie sueñe con ser un ex gordo, pero lo seguro es que nadie sueña con ser gordo. Aunque sólo sea porque… cuando sales a la calle, es lo único que la gente ve. Eres grande como una casa, pero invisible en todos los sentidos que importan.” Pag. 241

Interesante lo de la Quetosis y el mal aliento que deja. Hasta me hizo buscarlo por internet:

“Y a partir de ese momento, esa noche se convirtió oficialmente en la Fiesta de la Quetosis, el momento mágico en que el cuerpo renuncia a volver a ver la comida fuera de él y se resigna a comer lo que tiene dentro” pag. 254


“¿Para qué molestarse en descubrir el bosón de Higgs o en resolver la economía de los coches de hidrógeno si ya habíamos olvidado cómo hay que comer?” pag.293 

7 comentarios:

  1. No sé por qué me da que mi compañera Celia está siguiendo una dieta cetogénica (yo también he buscado :D ). Come cosas muy extrañas, pero de momento no tiene alitosis, o al menos no la tiene suficientemente fuerte como para notarla en la distancia. Y no sé por qué cuento esto porque poco tiene que ver con el libro, es sólo que me he acordado al buscar.

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  2. En cualquier dieta, por lo que he aprendido en el libro, llega un momento en el que el cuerpo ha consumido el azúcar del riñón y en sangre que almacenaba. Es cuando empieza a consumir la grasa que nos sobra. suele suceder en unos tres o cuatro días. En ese momento la dieta ya no duele, no tenemos hambre. Los tóxicos que hay en nuestra grasa acumulados salen a la luz y eso nos da mal aliento. Digamos que por eso purifican las dietas de 500 calorías o directamente los ayunos. Para que luego digan que la literatura sólo es arte y no conocimiento. Por lo demás tu comentario tiene que ver mucho con el libro. Shriver lo aprobaría como un anexo a lo que escribe.

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  3. ¡Qué interesante! Creo que quien dice que literatura solo es arte, no ha leído nada aunque haga creer lo contrario :D

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  4. Ah, asombrosamente puedo aportar algo que casi parece conocimiento: las dietas que incluyen cetosis salvaje son entre malas y muy malas. Porque no sólo cogen la grasa de donde te sobra, sino de cualquier sitio: por ejemplo, los músculos. Por eso algunas como la de Dukan están en esa lista negra del Ministerio de Sanidad, dietas peligrosas.
    Al final lo que cuenta es hacer más deporte y comer menos, sano y variado. Milagros hay poquitos.
    Me apunto el nombre de Shriver, a quien no conocía, para futuras referencias.
    Un abrazo

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  5. Pues sí, esta señora vale mucho la pena. En el mismo libro trata más el asunto desde un punto de vista casi filosófico. Ser o no ser gordo(a). O lo contrario. Gracias por tus conocimientos sobre dietas. No tengo en perspectiva ninguna pero nunca se sabe. La vida sedentaria me puede pasar más tarde o temprano su factura.

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  6. Llevo dos de esta autora y no sabría cual elegir. Son magníficos ambos.

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