lunes, 26 de junio de 2017

La mujer de púrpura



Jeanette Winterson tiene unos veinte libros a sus espaldas y bastante éxito. No sé cuánto tiempo pensaba que iba a estar sin que la detectase con mi radar pero ya ha sido bastante. Decidí empezar con esta novela gótica suya. Según mis “investigaciones” no es representativa suya o no la mejor, que La niña del faro por ejemplo sí es una obra maestra. Pero es que no es fácil cazar sus novelas en la biblioteca. No llega a los extremos de Lucía Berlín tras la que llevo meses pero no le va mal. Se la llevan en préstamo muy a menudo. Al menos sus novelas más exitosas. Esta no lo es.
La historia de esta historia hace buena la máxima de que los agujeros oscuros de la historia es donde medran los escritores. En el siglo XVII, en Lancashire, Norte de Inglaterra se juzgó por brujería un grupo de mujeres. Una de ellas era Alice Nutter, una mujer que vivía de su trabajo tiñendo ropa de color rojo oscuro. Esta mujer le había caído en gracia incluso a la reina. ¿Por qué la incriminaron? No lo sabemos ni probablemente lo sabremos pero para eso está la literatura. Para que nos lo inventemos. En este caso para que lo haga Jeanette Winterson.
Buena parte de los personajes y los hechos son reales. Salvo esos en los que la brujería es real y estas señoras usan como tratamiento de belleza un elixir que las rejuvenece de viejas a jóvenes en segundos. O esos lugares intermedios entre la vida y la muerte que aparecen más como imagen lírica que cómo realidad o explicación del hecho histórico. Porque eso sí me resulta increíblemente original y hasta inteligente. La novela describe el periodo con una minuciosidad ejemplar y ese realismo detallado contrasta con esos otros pasajes dónde la magia tira por tierra todo el realismo y entramos (aunque brevemente) en el mundo de la fantasía. Lo que no excluye que el lector se pueda montar su propia historia y la convierta en novela histórica realista si así lo desea. A fían de cuentas muchas brujas creían volar en escoba cuando lo que realmente les ocurría es que habían tomado hierbas alucinógenas con efectos similares al LSD que hace tan relativas las distancias, que te hace creer que efectivamente puedes volar. Aquí la brujería está integrada en la historia a pinceladas que bien pudieran tomarse como alucinación. Aunque el camino opuesto, el de dar por válida la magia y admitir que es parte de esta historia también es una solución posible.
Le encuentro un par de pegas no demasiado graves.
La primera es que al principio la sucesión de nombres es tan grande que puede llegar a confundir. Y eso que algunos son personajes históricos y muy conocidos por mí (John Dee el matemático, ocultista, etc. es admirado por el mejor guionista de cómics del mundo, Alan Moore, y conozco mucho sobre su vida y obra). Tenemos a Shakespeare haciendo un cameo con la protagonista. Y a la reina y al rey Jacobo I. Y se nos habla de la conspiración de la pólvora, de cuando varios católicos ingleses (Guy Fawkes, Robert Catesby) quisieron volar el Parlamento de Londres y también matar al rey Jacobo y al resto de parlamentarios protestantes. Guy Fawkes también es célebre para los frikis que leímos o vimos “V de Vendetta” del mismo Alan Moore. La máscara del personaje que también quería volar el Parlamento de Londres y admiraba a Fawkes acabó en la cara de los actuales seguidores del movimiento Anonymous.
Pero vamos, que a pesar de los muchos conocidos que veo, se acumulan los personajes y durante las primeras páginas puede confundir a un lector poco avezado. Recomiendo que no perdáis de vista que el personaje principal es Alice Nuttel y el grupo de brujas que van a quemar y puede que uno de sus amantes. Y que a medida que avanza la novela, se va aclarando la situación.
La otra pega es que es una novela corta pero una historia muy ambiciosa. Me da la sensación de que es un trabajo esforzadísimo el de montar está trama con una época tan bien construida pero que todo transcurre muy rápido, se desperdicia potencial. Para muchos no será una pega. Empiezas y acabas en un par de tardes y te llevas montañas de información.
Porque sí, da la sensación de que se ha cuidado mucho la verdad histórica cuando así lo ha requerido la narración. Todos los personajes son reales y actúan como se conoce que lo hicieron menos cuando se van por el camino de la mano izquierda (el de los demonios y tal, yo eso se lo dejo a Iker Jimenez pero soy más bien escéptico, como dice Alice Nuttel en varios pasajes, no creo en brujas por más que ella… mejor no contar tanto).
Antes hablaba del dualismo realismo-fantasía que se da en la historia. También se da el dualismo cochambre-belleza. Tienes pasajes verdaderamente hermosos al lado de torturas de la Inquisición, escatología maloliente de celdas inhumanas, ratas en abundancia medieval, violaciones, endogamia… Lo peor y lo mejor del ser humano pero yo diría que más de lo primero que de lo segundo aunque ya me parece justo. 
La otra dualidad que detecto es la de las brujas en apariencia terribles sucias y malintencionadas contra la no menor maldad de los hombres que las violan, las chantajean o con la excusa de la religión se excitan torturándolas. Un “hermoso” paseo por lo que da de sí la humanidad y sobre todo su crueldad (más la masculina que la femenina, las brujas no llegan al nivel brutal de los representantes de la ley ni de los religiosos).
Así que una novela más que interesante que augura un futuro en el que regresaré a esta autora para disfrutar sus mejores platos. Este solo ha sido el entrante pero no me ha dejado indiferente. Hubiese deseado que me dejase así en algunos pasajes francamente escabrosos pero es lo que hay, no podemos desviar la vista de la realidad porque si lo hacemos nos engañamos a nosotros mismos.
Jeanette Winterson hace que su personaje se abra paso a través de un mundo con doble moral, hipócrita, opresivo.
Para los interesados-as decir que el lesbianismo de la autora no debió casar bien con el fervor religioso de sus padres y se fue pronto de casa. No debería ser relevante pero estos detalles ayudan a entender a veces lo que sucede en una novela o por qué ciertos personajes actúan de tal modo. Porque alguno de ellos parece un alter ego de la autora y de sus luchas.
Pero vamos, que mejor anteponer siempre la creación artística a cualquier otra apreciación.

La magia es un método-había dicho John Dee-, nada más, y nada menos, que una manera de conseguir que las fuerzas sobrenaturales se hallen bajo el dominio humano.” Pág. 46

Soborno e intimidación…, aunque todo es legal, puesto que lo lleva a cabo la ley.” Pág.144    


Si Alice es una bruja, ¿Cómo puedo amarla? La amaría aunque fuera una loba que le arrancara el corazón. Y se preguntó qué revelaba eso acerca del amor”. Pág. 157