lunes, 19 de diciembre de 2016

Experimento de amor



Hace un par de años leí Una reina en el estrado de Hilary Mantel. A esa novela la avalaba un Man Booker Prize, el segundo que recibía su autora estableciendo un récord (única mujer en recibir dos veces este premio, el primero lo tuvo por En la corte del lobo, primera parte de Una reina en el estrado). Ambas novelas son parte de una trilogía todavía inacabada sobre la vida de Thomas Cromwell, ministro al servicio de Enrique VIII. Estos dos premios sirvieron para que en España no solo conociéramos a Hilary Mantel sino para que comenzasen a ponerse con su obra anterior y editarla más. 
Esta novela que nos ocupa hoy tiene copyright del 95 así que es anterior a sus exitosas novelas históricas. También he visto que por las bibliotecas cercanas a mi casa hay alguna recopilación suya de cuentos El asesinato de Margaret Thatcher. Todo esto demuestra que nunca hay que hacer el chulo o la chula e ir despreciando premios. Estos pueden tener sus intereses ocultos pero desde luego ayudan a la carrera de los escritores. Hilary Mantel era una gran escritora antes de los premios. Ahora sabemos que lo era gracias a estos. Y lo sabemos porque la publican. Y la publican porque la premiaron. Al menos en esta península que es dónde a mí me interesa por motivos obvios.
En esta novela de hoy cambiamos de escenario. Nos cuenta la relación de dos amigas. Una hija de un matrimonio católico-irlandés. La otra inmigrante polaca(sabemos que su madre estuvo en un vagón e intuimos que de los campos de concentración nazis pero no se cita el episodio, ni siquiera es necesario). La amiga católico-irlandesa, desde una nada casual primera persona del singular nos cuenta sus vivencias en una universidad de Londres a la vez que hace continuos flash-backs al pasado, a su niñez. De ese modo entendemos mejor esta relación en la que hay más discusiones que otra cosa. Yo llego a pensar que son amigas porque eran vecinas pero en otra situación serían enemigas. La narradora tiene problemas alimenticios y digamos que se nutre poco. La palabra anorexia no aparece pero es que esa primera persona desde la que nos habla acota la percepción del problema. Nosotros podemos darnos cuenta pero ella mantiene la narración de una joven de dieciocho años que parece comer bastante poco mientras que su amiga engorda y engorda. Bueno, la palabra anorexia aparece solo así, una vez:

Pero no quisiera que pensarais que esta es una historia sobre la anorexia, ya se han escrito demasiadas. pag.90   

La diferencia entre los cuerpos de la narradora y su amiga se va haciendo mayor a medida que pasa el tiempo. Pero también la diferencia entre ellas. La universidad las va separando a todos los niveles.
Con un estilo de narración muy directo se nos cuenta la vida en sus colegios y universidades de señoritas donde las monjas diseñaban mujeres a su manera. Para ser criadoras de hijos y todo eso. Leyéndolo recordé el recientemente libro que leí de Edna O’Brien. Y no es nada casual:

-      Estaría bien ir por ahí hablando como si fuéramos personajes de Edna O’Brien. Va con nosotras.

La novela deja pasar muchos capítulos en algo que hace sospechar mucho que Hilary Mantel sea muy parecida a su personaje. Incluso estudia derecho como lo hizo la autora. Tal vez esta novela con mucha menos ambición que sus posteriores novelas históricas le deba mucho a su biografía pero aún así no es mero diario personal. Nunca hay que escarbar mucho con eso. La novela tiene entidad por sí misma, como obra de ficción. Porque la intrascendencia de sus primeros compases ya tiene un camino marcado. Solo al final entenderemos que la autora nos estaba escondiendo su último truco final y este nos hará entender que no se trataba de una novela costumbrista ni habla sobre viejas batallitas de la autora. Sobre el título no acabo de verlo por más que la traducción sea la adecuada An experiment of love. Pero vamos, que no voy a preocuparme por cómo se titule una novela si esta me ha gustado. A lo mejor es que si cuela y alguien se cree que es una historia de amor venda más. Porque amor aquí hay, sí. Y algo de sexo, muy sutil, pero también. En cualquier caso no hay lo suficiente como para decir que esto trate sobre el amor o su experimento. Y sobre lo que sienten estas dos amigas… Mejor no doy más claves. 
Aunque al principio pensé que la escritora de algo tan maravilloso como Una reina en el estrado me decepcionaría, terminé felizmente la novela sabiendo que su versatilidad podía ya con todo. Pienso leerme todo lo que pueda de Hilary Mantel. Una escritora elegante, sutil, irónica, inteligente. Una escritora que sabe lo que quiere contar y lo hace sin excesos ni retórica vana. Su fuerte es la construcción de personajes pero también la reconstrucción histórica (esta novela no es tan contemporánea después de todo, calculo que habla de los setenta del siglo pasado). Ya solo queda un año (o menos) para que acabe su trilogía. Y será maravillosa. Y de momento, ahí está Destino desempolvando su bibliografía. Muchas gracias.

Tal vez debería lamentar haber echado a perder esos años de juventud, compadecerme de mí misma por haberme divertido tan poco. Pero el carpe diem es un sentimiento vacío, ahora que la vida dura tanto tiempo. Pag. 175


lunes, 5 de diciembre de 2016

La gran novela americana



Si hubiese sabido de lo que trataba esta novela no me la hubiese llevado para casa. A duras penas me gusta el deporte nacional de mi país, el fútbol, como para que me cuelen una de béisbol que es el deporte nacional norteamericano. Pero se trataba de algo escrito por Phillip Roth.
Le conocí hace años por una bloguera que lo recomendaba mucho. Yo sólo había leído al clásico austriaco Joseph Roth pero sabía que había otros dos escritores importantes más con ese nombre, Henry y Phillip. Cuando le pregunté de qué Roth hablaba me respondió un sucinto “Phillip, of course”. Pues desde ese “of course” hasta ahora ha llovido durante al menos ocho años ( no mucho, cada vez hay menos precipitaciones por aquí). Actualmente ya entiendo mejor por qué es grande. Aunque no comulgue con los temas de sus primeras novelas, las de juventud. Por más que esta la escribió con unos cuarenta años. Pero cuarenta en escritor no es lo mismo que cuarenta en jugador de fútbol. Dónde el último ya sería abuelo el primero sólo es un novatillo que empieza. Yo disfruto más con los libros de madurez de los escritores que con sus inicios frescos y ambiciosos pero con fallos novatos, escribir requiere mucha experiencia y mucha vida y mucha reflexión. Al menos hacerlo bien.
Pero esta novela que nos habla de una mítica e inventada Liga de Fútbol que nunca existió, el esperpento regresa a mis manos. Me meto en libros exagerados sin querer, no me gusta el humor absurdo pero siempre caigo en alguno.
Y este es absurdo pero menos. Es un libro humorístico en el que te cuenta sobre un equipo de béisbol imposible con enanos, tullidos, cegatos, medio locos, perdedores natos… Y está plagado de historias de personajes que demuestran la fértil imaginación del joven Roth. Su estilo ya tenía la música del estilo de madurez y en líneas generales no puedo decir que sea un mal libro. Pero si avanzo en su lectura es porque no quiero pasar mucho tiempo leyendo un libro en el que me explican un partido de béisbol. Son párrafos que me podría saltar si hiciera eso pero no, siempre me resigno a leerlo todo. Y se acaba entendiendo. Aunque no sepas de sus reglas sí entiendes lo que ocurre o lo importante que ocurre. Hay momentos realmente hilarantes. Por lo menos alguna sonrisa sí me ha asomado mientras lo leía. Y me ha hecho envidiar la facilidad aparente con la que crea historias dentro de su historia. Nos explica la vida y milagros de más de veinte o treinta personajes sin que parezcan abrumar o amontonarse y algunas son francamente divertidas.
Es normal que el mito de “La gran novela americana” se intente con una de béisbol. El deporte define mucho un país. El nuestro no se explicaría del todo si no sabes lo que significa un Barcelona- Real Madrid y que aquí hay más miga que pegar patadas al balón. Aunque no deja de ser significativo que no explique su sinopsis en la contraportada (en la edición de Contra que manejo vemos fotografía del autor y frases publicitarias sobre este)  si no en su contrasolapa interior. Tal vez han pensado como yo, que si explicas que va de béisbol muchos ni se acercarán (yo no me hubiese acercado de haberla leído). 
¿Os gustan las novelas que tratan sobre un asunto que nunca os ha importado? A mí a veces me han acabado gustando por el estilo pero creo que lo normal es que no.
Tal vez acepto las que tienen temas que desconozco y tal vez me puedan explicar pero no esas que tratan sobre temas que directamente odio. Y bueno, luego resulta que con la mente más abierta el viaje es menos malo de lo esperado. Y con un buen escritor que escriba con entusiasmo. 
Pero sí tengo claro que si quieres empezar con Phillip Roth no te debes estrenar con este. Cualquiera de sus libros de madurez sirve, no voy a dar nombres porque son muchos y todos son solventes. Es el problema de las novelas con tema demasiado específico o especializado. Que tienen un público demasiado específico también.
Los temas universales son para todos los públicos.

El béisbol no es un tema universal, sólo nacional. Aunque sí, hay amor, y sexo, y política, y economía, y conspiraciones. En eso Roth siempre está bien.