La escritora Lionel Shriver me regaló
sin saberlo el título de mi otro blog “Todo esto para qué”. Tal vez ese dato
explique por qué decidí coger este otro libro (además de porque estaba solo,
triste y abandonado en la biblioteca pero lo suficientemente usado como para
saber que antes que yo, ha tenido más pretendientes o pretendientas).
Y qué bien haber regresado a las
historias de Shriver. Un poco de humor, un mucho de crítica social bien
documentada y para nada forzada, una incapacidad casi natural para no aburrir y
sacar tensión de cualquier asunto aparentemente doméstico…
Aquí tenemos una historia basada en
la propia biografía de la autora. Trata sobre la obesidad de su hermano y lo
que pasó para acabar con esa enfermedad. En la primera parte el “big brother”
(juego de palabras y significados con el título de otro libro que no debemos
confundir con el programa al que ha dado lugar, aquí el hermano mayor es
realmente hermano mayor “big brother” y además es grande “big”) sube de peso.
En la segunda parte empieza el
régimen. En la tercera mejor no destripar tanto como sí hace la contraportada
que nos cuenta más de lo necesario (si no queréis spoilers no la leáis, es como
los tráileres de cine, pura obsesión por contártelo todo). Aunque afortunadamente,
el libro es interesante en cualquiera de sus capítulos más allá del final que
plantee. Lionel Shriver cuenta una buena historia y lo hace bien documentada.
Creo que me identifico hasta con su estilo. Igual te cuenta una serie de
barbaridades entre risas que te cuenta una serie de barbaridades que ya son
puro drama. En ambos caso la exageración no es cosa de la autora. Es la vida la
que exagera y hace eso con las personas. Por supuesto, primera persona del
singular. Esta es una historia íntima.
El marido de la narradora es todo lo
contrario que su hermano, un nazi de la vida sana y las calorías cero. Aquí no
sé hasta dónde llega el recurso inventivo de la autora o la realidad. Eso es
que hacen bien su trabajo literario.
“Somos
animales, y la pulsión de comer, mucho más fuerte que ese asunto secundario
llamado sexo, motiva casi todo el empeño humano. Tras haber triunfado de modo
manifiesto en la competencia por el dominio de los recursos, los más entrados
en carnes somos, por tanto la coronación de las historias sobre el éxito
biológico. Pero… pregúntale a una manada de renos afectada de superpoblación:
la naturaleza castiga el éxito” pág. 15
“-Es posible que nadie sueñe con ser un ex gordo, pero lo seguro es que
nadie sueña con ser gordo. Aunque sólo sea porque… cuando sales a la calle, es
lo único que la gente ve. Eres grande como una casa, pero invisible en todos
los sentidos que importan.” Pag. 241
Interesante lo de la Quetosis y el
mal aliento que deja. Hasta me hizo buscarlo por internet:
“Y a partir de ese momento, esa noche se convirtió oficialmente en la
Fiesta de la Quetosis, el momento mágico en que el cuerpo renuncia a volver a
ver la comida fuera de él y se resigna a comer lo que tiene dentro” pag. 254
“¿Para qué molestarse en descubrir el bosón de Higgs o en resolver la
economía de los coches de hidrógeno si ya habíamos olvidado cómo hay que comer?” pag.293