martes, 29 de enero de 2013

Si te gustó la escuela, te encantará el trabajo

Un libro de cuentos de Irvine Welsh. Para el que leyera su "Acid House" no habrá nada nuevo y aún verá que aquí se ha quedado algo de la frescura de aquel libro por el camino. Las fantasías del escocés no son especialmente originales y suenan a "ya he leído esto antes". O lo he visto en alguna comedia casposa a lo Farrelly (incluso mejor en dichas comedias). Y es una pena porque admito haberme reído culpablemente con la barbaridad de cuento con la que se inaugura el libro, "Serpientes de cascabel" y en la que hay una escena de equívocos que funciona perfectamente. Pero luego también admito ir sintiendo cómo se me deshinchaba el interés mientras los personajes que inevitablemente rozan la tara mental van apareciendo simétricos, parecidos, como hijos todos de un mismo padre(y de hecho lo son, lo son de Welsh pero estaría bien que se les notase menos y que no parecieran gemelos) . Aún así hay aciertos esporádicos que si bien no justifican otro tomo de estas características(regresamos a sus tácitas cuatrocientas páginas) vuelven a recuperar algo del viejo Welsh que nos hacía reír con la fuerza de sus boutades. Es al final dónde tenemos un cuento que más parece una novela corta "El reino de Fife" donde el autor parece anunciar la seriedad de su futura novela, "Crimen" y quiere decirnos algo más. No sé muy bien que es eso que quiere decirnos pero empiezo a ver personajes con más relieve, menos caricaturescos y más trabajados. Eso no evita que todo ese tramo de libro exija un recorte, unas elipsis que no llegan como si el escritor cobrase por palabras y no por novela. El cuento parece estar en la pista de despegue y no llegar a coger vuelo. Como casi todos los otros cuentos de la recopilación. Este es un libro de intentos fallidos. Y sin embargo lo encuentro en las estanterías de todas las bibliotecas buscando su lector. Imagino que los tendrá. Y más agradecidos que yo.   

Crimen

Tengo que confesar que a Irvine Welsh lo saco de la biblioteca cuando me quedan quince minutos para cerrar, me entra el terror de no tener nada que leer y rascando en el fondo del barril recuerdo que este hombre siempre tiene alguna novela que no he leído. Y que mejor eso que irme con las manos vacías. Este año ha sido especialmente dramático ya que he leído dos libros suyos pero ahora estoy con "Crime"(y que me perdonen los muchos seguidores que me consta que tiene). No digo que sea un mal escritor. Sólo digo que no es un genio y que hasta la fecha siempre lo leía por echarme un par de risas o tres por libro(escasas expectativas por lo que veis) y por no recurrir a la televisión que siempre será peor que el peor de los libros. Este señor fue el que escribió "Trainspoting" y me hizo disfrutar hace más años de los aconsejables para criticar su obra mas conocida. Es un escritor que se mueve muy bien entre la jerga de drogadictos y delincuentes, entre las historias de perdedores de arrabal escocés(aunque debe haber viajado a América ya que encuentro cada vez más referencias en sus novelas a Estados Unidos), entre escenas desagradables pero vistas desde, ya lo he comentado, el sentido del humor. Un sentido del humor grueso y alejado de la ironía más sutil en muchos casos de sus vecinos ingleses(en realidad ingleses son todos mientras no lo decidan las urnas y Escocia se independice algo que tal vez no ocurra nunca, si bien encuentro grandes diferencias entre sus literaturas).
En esta novela sin embargo Irvine Welsh se ha esforzado lo suficiente como para subir un escalón en lo que se esperaba de él. No es más de lo mismo. Y por suerte tampoco menos. Welsh se documenta sobre las redes de pederastas y consulta y lee por los canales más oficiales(y evita Internet por miedo a que le confundan con uno de esos  pederastas a los que quiere retratar) y nos brinda una historia policíaca con tintes de Road Movie(ese largo paseo por una Florida particular que sólo podía surgir de su mente escocesa), con algo de aventura y de acción pero por encima de todo de redención. El personaje principal, uno de los secundarios de sus novelas(Irvine Welsh tiene un universo literario en el que todos sus personajes se comunican y en el que cualquier secundario puede acabar como personaje principal), es un policía de vacaciones a punto de contraer matrimonio con Trudi. Sus fantasmas personales no le dejan vivir. Sufrió un episodio de pederastia en su infancia que le dejó marcado y ahora es un policía en lucha contra su pasado. En una parte de la novela dice que se define más por sus fracasos que por sus aciertos. Esto le aporta una ternura al personaje y una profundidad que rara vez he visto por las páginas del señor Irvine Welsh. La relación que mantiene con una niña a la que trata de salvar de unos pederastas es menos obvia y edulcorada de lo que otros autores hubiesen hecho con este material y ese es otro punto positivo a favor del escritor. El lado negativo es que si lees la contracubierta y lees la sinopsis tienes todo lo que ocurre en la novela hasta la página doscientos más o menos. Siempre he creído que las cuatrocientas páginas que Irvine Welsh le dedica a sus libros son más de lo que necesitan todos sus libros. Incluso cuando escribe cuentos y algunos le salen muy largos. Pero eso sí, llega un momento en el que conoces al personaje tan bien como si fuera uno de tus amigos y Ray Lennox va evolucionando junto al lector a lo largo de la historia.
No sé si "Crimen" es lo mejor de este autor. Sólo sé que es algo nuevo y un buen intento no perfecto para escribir sobre algo que no sea lo de siempre. Y le respeto mucho por esto.       

miércoles, 23 de enero de 2013

Siempre tuyo

A Daniel Glattauer ya le conocía de "Contra el viento del norte" una novela no demasiado ambiciosa que precisamente por eso, resultaba entretenida (aunque no especialmente relevante). Recuerdo que al menos estaba bien escrita y el ritmo no decaía. De la continuación que dicen que fue forzada por el éxito me desentendí. Pero de pronto me encontré en la biblioteca con esta novela dónde apenas vemos a una mujer subiendo por una escalera en penumbra y con un fondo azul. Como vi que el escritor quería cambiar de registro le dí una nueva oportunidad. Leyendo el libro veremos que esa mujer sube la escalera con aprensión. Prácticamente la misma que me va cogiendo a mí a medida que avanzo desde una historia de amor al uso a una historia de media tarde de Sábado o Domingo en televisión. Una historia de giros forzados, personajes poco creíbles y tonterías varias. Y es una pena porque me parecía interesante el principio costumbrista de cómo Judith conoce a Hannes y cómo este tipo tan simpático se van metiendo en su vida a base de sonrisas y de ser una pareja tan modélica que muchas mujeres se querrían comprar uno igual inmediatamente. Pero luego todo empieza a torcerse y aquí es dónde no puedo seguir para no pisotear al ocioso lector de este blog que a pesar de mis advertencias quiera leer esta novelita.
Esta historia no me la creo. Ese es el problema. El estilo es el de siempre. Frases cortas y bien medidas y capítulos que apenas darían para el post de un blog, todo muy ágil y vendible y comercial(no siempre comercial ha de ser sinónimo de malo). Pero no es cuestión de estilo. No esta vez. Es la historia la que no sólo me resulta poco verosímil. Es que la originalidad reina por su ausencia. Esta historia parte de un motivo trillado como es el de hombre simpático que esconde sombras y acosos varios y a partir de ahí, cuando íbamos bien porque nos entretenía el día a día de esta pareja y yo admito que no podía dejar de pasar páginas intrigado por la historia, se convierte en thriller barato de los de te veo venir de lejos y no me gusta. Y no. El final no es tan previsible. Para nada lo es. Aún te encuentras otro giro de "ah, era eso" pero es que cuando lo descubres te llega la carcajada y piensas que eso no se lo cree ni el que lo ha escrito. Que simplemente el tipo ha dicho voy a coger algo que no espera nadie porque eso es lo que se espera de este género, la sorpresita final. A mí lo que me queda es que si un autor que no era mi preferido perpetra una novela tan risible no me quedan más ganas de regresar a sus mundos. No veo ese tipo de cine así que mucho menos ese tipo de novela que ocupa más tiempo.  
"Siempre tuyo" es novela de aeropuertos. 

El rey pálido

David Foster Wallace no es como para recomendar a todo el mundo. Este escritor escribía novelas desde una inteligencia privilegiada, muy privilegiada pero que no entendía que no todo el mundo estuviera a su nivel. Y eso es positivo. De un libro-reto también puedes salir mejor de lo que entraste. Y en el caso de Foster Wallace nunca saldrás sin premio. Por supuesto leerle exige un gran peaje, la resignación a montones de páginas de datos que tal vez sólo le interesaban a él pero que de pronto, cuando más aturdido te tiene por su minuciosidad obsesiva, te despeja introduciendo el humor y despertándote con una carcajada. Porque eso no se lo puede negar nadie, sabía hacer reír. Era original. Escribía diferente. Tenía una voz tan única y una lucidez tan enorme que su muerte no hace más que aquellos que lo admiramos como yo no podamos leer este libro sin otra sensación que la de la tristeza de saber que para nosotros no habrá más inéditos (es un decir, ahora están editando apócrifos suyos de juventud, veremos su calidad). En este libro inacabado porque en un momento del año 2008 decidió colgarse del garaje de su casa y dejar que su mujer se encontrase la tragedia y el horror(los suicidas no son precisamente generosos sino más bien egoístas y van a lo suyo), el escritor nos quiso explicar el aburrimiento y decirnos que aquel que consigue superarlo tiene la llave de la felicidad asegurada. La tesis es objetable y nunca veremos en qué pudo quedar pero yo encuentro que la novela, tratándose de quién se trata y si nadie me hubiese dicho que estaba inacabada, me hubiese parecido el típico producto de Foster Wallace extraño y vanguardista pero fascinante. Porque en sus historias nunca pasaba nada. Recuerdo un cuento suyo con un señor sentado en una hamaca leyendo y no pasaba nada más que eso. Y sin embargo resultaba divertido. Pues con esta novela más de lo mismo. Personajes que estudian para entrar en la administración y en un monstruo de burocracia que requiere seres inadaptados(pero que se adaptarán mejor al aburrimiento que les espera), acomplejados, raros, aparentemente rozando los problemas mentales. Personas con peculiaridades que en algunos casos llegan a lo imposible como ese empleado que conoce los datos más irrelevantes del mundo como el peso exacto de tal persona en cierta parte del mundo o la cantidad exacta de sarro en la boca de otra, el bebe siniestro con cara de ballena, el hombre que suda porque le aterra sudar, el mismo Foster Wallace que al igual que otro gran freak de la literatura reciente(Houellebecq) decide convertirse en personaje de ficción de su propia novela. Largos pasajes intercalados con otros más ligeros dónde Wallace supera al mismo Proust en desgranar la realidad hasta el punto de que da la sensación de que no se deja nada por decir. El viaje en autobús hasta el centro administrativo son más de cincuenta páginas de apretadísima letra sin el respiro del diálogo dónde sólo hay un personaje, una carretera y coches y pensamientos que pivotan sobre este hecho y poco más. No puede ser para todos los gustos. Si te cuesta resignarte a dos páginas de datos que no te importan de cualquier otro autor no quiero pensar lo que ocurrirá con este. Tengo un amigo que me odió por recomendarle uno de sus libros más ligeros(cuentos). "El rey pálido" es una novela tan fascinante como casi todo lo que escribió este gran autor pero es una novela que te dejará exhausto si no conoces el terreno. Tú decides.  

La vida en sordina

Es el segundo libro que leo de este autor. El primero fue "Intercambios" que me dejó tan buen sabor de neuronas que decidí probar de nuevo. Y sigo sin arrepentirme. La literatura inglesa está constelada de estrellas. Una larga tradición literaria avalada por Shakespeare ya es como para decir que es una literatura que se defiende sola. En cualquier caso nunca me enfrento a un libro con un cien por cien de garantías de que voy a disfrutarlo. Un prejuicio positivo no suele ser mejor que uno negativo. Sea como sea este libro me ha dado lo que fui a pedirle y puede que algo más. Si tuviera que definirlo en una palabra sería inteligente. David Lodge sigue sin perder su voz irónica, detallista, sensible en el mejor sentido de la palabra, empática con los personajes, tremendamente verosímil en el trazo de sus psicologías, no menos creíble en su historia. Esta novela sobre un profesor que se ve en algún que otro problema por culpa de una jovencita algo desquiciada y liante no es realmente sobre eso y el que espere que la novela vaya por aquí se decepcionará. Esta historia es más sobre la vejez, la sordera, sobre la familia, contra la Navidad(no estoy de acuerdo pero me divierten sus reflexiones al respecto), sobre el día a día de la vida burguesa y sus problemas, sobre pareja y sexo(pero menos), sobre costumbrismo británico que no dista tanto de cualquier otro costumbrismo en una sociedad actual. Pero por encima de todo sobre la sordera y la vejez. Y si no te interesan estos temas no importa demasiado porque David Lodge los vuelve atractivos pasándoles un poco de maquillaje de ironía y otro poco de inteligencia. A mí me ha interesado especialmente el ambiente inicial de la novela con la preparación de una historia con esa joven desquiciada que luego, tal vez, decepcione un poco pero que mientras dura te mantiene atento a todos los entresijos de la historia. Y la decepción ni siquiera es justificada. No quiero avanzar lo que ocurre pero estoy seguro de que en la vida real sería más o menos como en la historia. Y aunque Lodge nos garantiza que sólo se ha basado algo en su sordera y en la de su padre para escribir esta vida en sordina, como nos lo dice en una nota hacia el final del libro, no pude sacudirme en todo el libro la sensación de que asistía a un palco de honor con la vida del autor como espectáculo. No le puedo lanzar mayor elogio. Me he "creído" todo lo que me ha contado.
"La vida en sordina" es un libro del año 2010. En esa cosecha no aparece especialmente destacado. Pero no descuido que la la literatura esta llena de genialidades que sólo tuvieron sus espacio en los márgenes.