martes, 22 de mayo de 2018

No habrá más enemigo




Mi tocayo escribe bien. Ya me lo habían dicho y por eso recalé en su literatura pero claro, hasta que no lo lees con tus propios ojos no te lo acabas de creer. Especialmente porque la literatura es algo lo suficientemente íntimo como para desconfiar hasta de tus mejores recomendadores. Porque no siempre tienes el cuerpo para cierto tipo de literatura o porque ninguna persona es tan igual a otra que le vayan a gustar siempre los mismos libros en el mismo instante, del mismo modo. Pero a Sergi (que no puede ser Sergi como yo de ningún modo porque él es madrileño y esa forma del nombre no se lleva) me lo recomendaban hasta en la sopa si esta era de letras.
Así que me fui a una biblioteca especializada en novela negra que suele cumplir cualquier deseo relacionado con espías, crímenes y demás que se me pase por la cabeza. Pude leerme aquel ensayo sobre España que ha hecho pero tenía que caminar más y hasta otra biblioteca que me obligaba a caminar mucho un día en que excepcionalmente no me apetecía hacerlo.
Y probé con “No habrá más enemigo”, su primera novela. Con la que quedó finalista. También me llevé un libro de Salman Rushdie porque estaba allí y era novedad pero eso ya para otro día.
Y sí, el libro me enganchó desde la primera página. Me enredé en la historia de ese personaje que una vez al año es convocado mediante mensajes por una misteriosa chica para quedar aquí, allí, en Portugal, en su casa o en la de otros y tener sexo salvaje. Sólo una vez al año y luego silencio y más misterio. Con encuentros cada vez más subidos de tono y hasta diría que violentos. La chica parece conocer tan bien la vida del personaje principal como este o nosotros desconocemos la suya. A ratos casi parece que estemos en una novela sobrenatural porque ella le conoce tan bien que parece un sueño que se le aparece ocasionalmente para cumplirle los sueños por motivos que claro, también desconocemos.
La historia se la narra a una segunda persona del singular y eso no me acaba de gustar pero luego descubrimos que ese tú es un tal León, personaje que aparecerá en la segunda parte de la novela.
Y este es el único pero que le veo al asunto. Que la novela tiene cuatro partes que son como cuatro historias muy distintas e independientes aunque de algún modo estén relacionadas. A mí todos esos misterios me acaban agotando y hasta me pierdo porque se complica tanto todo que mi reducido intelecto no parece llegar. Por más que no paso una sola página sin llevarme una frase poética a los ojos o una imagen de auténtico escritor de raza.
Durante más de media novela el argumento me fascina pero luego siento que va decayendo. Y que lo que tanto me importaba descubrir se diluye en nuevas historias que ya no están al nivel del portentoso inicio.
Aún así este es un escritor al que voy a seguir. Seguramente le premie como hago con los grandes y me rasque el bolsillo por él, tanto me ha gustado a pesar del gran “pero” que incluyo más arriba.
Estoy seguro que un tipo tan inteligente como él no puede hacer otra cosa que mejorar. Algo me dice que pronto estaré reseñando otra de las suyas. Quiero más de Sergio del Molino. Todo lo que pille.