“Recuerdo que, aquella noche, yací despierta en el coche cama en un
estado de tierna y deliciosa agitación, con las mejillas ardiendo contra el
impecable lino de la almohada y el corazón imitando en sus latidos los grandes
pistones que empujaban incesantemente el tren que me arrastraba lejos de París,
lejos de la infancia, lejos de la blanca y recluida quietud del piso de mi
madre, hacia el país imprevisible del matrimonio.”
Así empieza el primer cuento de la
selección de relatos de terror y erotismo de Angela Carter. En todos ellos se
tratan viejas y conocidas fabulas y mitos desde el punto de vista del
sadomasoquismo, la liberación de la mujer, el erotismo(o el sexo puro y duro,
ya hemos dicho sadomaso) y aunque parezca mentira… también algo de lirismo.
Porque el lenguaje está tan cuidado como esta edición de Sexto Piso que reseño.
La editorial mexicana que tanto me han recomendado me ha entregado ya unas
cuantas perlas. Estos no quieren Best Sellers ni en pintura(o sí, les
encantaría vender mucho sus libros pero el realismo nos invita a no ser
demasiado optimistas al respecto).
En este hermoso libro ilustrado por
la chilena Alejandra Costa, hay varias mujeres que podrían ser la misma y no me
extrañaría que esa fuese Ángela, entregadas a los hombres por diversos motivos.
O mujeres que se entregan a sí mismas porque sí. Entregadas sí, pero
brevemente, porque suelen resultar una mercancía muy peligrosa. Las dos
variantes de “La bella y la bestia” que incluye el libro nos muestran una
bestia más tímida y apocada que la bella, más bien esta voraz y ninfomaníaca. El
desfile de mujeres que transitan estos relatos son de armas tomar (literalmente).
Hay un lenguaje delicado y poético,
ya lo he dicho, pero ocasionalmente te salta a los ojos un pasaje más subido de
tono (el libro es del 78, haced cuentas de cómo andarían las cosas en esa
época). Aquí la joven casadera descubre un grabado más bien masturbatorio que
esconde su marido:
“la muchacha con lágrimas aferradas a sus mejillas como perlas
engarzadas; su coño un higo cortado entre los grandes globos de sus nalgas,
sobre las que estaban a punto de caer las colas nudosas de un látigo; un hombre
de máscara negra que con la mano que tenía libre se toqueteaba la verga,
curvada hacia arriba como la cimitarra que llevaba. “
Este pasaje parece prefigurar la prosa de revistas como “Private”, la
verdad.
Y mientras nuestra simpática autora
se decide entre entregarnos poesía o porno, tenemos algunos diálogos:
“- ¿Estás segura que lo amas?
-
Estoy segura de que quiero casarme
con él”
O nos cuenta lo que le sugieren los
horrores que nos describe y nos acordamos de las sombras de Grey pero
afortunadamente esto es otra cosa:
“Hay
un parecido sorprendente entre el acto del amor y las atenciones de un
torturador”
Esta señora debió ser una gran
lectora del Marqués de Sade y luego lo filtró y se dejó de lado la escatología
para centrarse en el bondage. Yo se lo agradezco. Salvo a cierto tipo de
pervertidos, este libro resultará mucho más atractivo si se liman las aristas
coprófilas del “divino marqués”.
Ángela Carter no descuida ni por una
página la estética. Tiene esa maldad de la que hablo más el mensaje transgresor
pero también es escritora y su puesta en escena es puro placer estético.
Otra gran sorpresa que me llevo es
descubrir el cuento que dio lugar a una película no menos esteticista que me
marcó un poco la infancia: “En compañía de lobos” de Neil Jordan. Desde que un
amigo me la grabó en una vieja cinta de VHS y la vi hasta sabérmela de memoria,
ya no creo que existan géneros limitados. Era terror y hombres lobos pero
también era el cuento de Caperucita en versión adulta y una serie de metáforas
sobre lo que los hombres son para las mujeres. Si el hombre es un lobo para el
hombre (Hobbes), ni te cuento lo que ha llegado a ser para la mujer (y en mayor
o menor medida sigue siendo).
Desde aquello ha llovido mucho pero
ahora entiendo que todo salió de Angela Carter. Es curioso que alguien tan
infernal se llame Ángela.
Hay un cuento de dos páginas, “La
niña de nieve” que es más bien surrealista y me deja casi sin opinión. Es más
bien una sucesión de imágenes que confirman que a veces la autora no quería
hacer tanto una poesía como un cuento. Por más que los temas siguen siendo los
mismos. Parecen una mezcla de sueño y pesadilla, una mezcla de miedo y placer
(me sorprenden algunos de esos personajes suyos que pueden sentir repulsión y
orgasmos. Es cierto que las mujeres pueden hacer dos cosas a la vez pero lo que
es yo… o lo uno o lo otro). En este minicuento hay una escena con la niña del
título totalmente imposible en nuestra época actual. ¡Cuidado almas sensibles y
políticamente correctas!
En cuanto a la fiesta y el recochineo
a costa del macho es un no parar. Véase en este pasaje cómo se ríe de los
machos heroicos que solo lo son por su imbecilidad y no saben entender el
peligro. En este caso el tipo es un ciclista que se la está jugando con una
condesa de la estirpe de Drácula:
“Y,
a pesar de su desazón, no es capaz de tener miedo. Es como el niño del cuento
de hadas que no sabe sentir escalofríos y al que ni los espectros ni los
demonios ni las fieras ni el propio diablo con todo su séquito pueden asustar.
Esa falta de imaginación es la que
concede el heroísmo a este héroe”
En fin, un libro que piensas que te
leerás en una tarde por el tamaño pero debido a su intensidad te acaba ocupando
más tiempo. Hay tanto que comentar que hasta esta entrada se me alarga y ya es
hora de acabarla.
Angela Carter fue una periodista y
escritora británica que pasó por este mundo entre 1940 y 1992 y no debió de
dejar a nadie indiferente. A ver si puedo agenciarme algo más de ella. Aunque
me temo que si queréis libro de playa y verano tendréis que buscar otro (y esa
época en España ya ha pasado aunque escribí esto a principios de Agosto y me
habéis pillado). Este libro no es tan sencillo como eso. Nos pide un leve
esfuerzo. Tiene capas de lectura.
No sabía que En compañía de lobos estuviera basado en un cuento. La vi hace relativamente poco y, aunque en el momento no me gustó, ahora recuerdo algunos detalles interesantes. Me gustaría leerlo. Y probablemente el resto también, aunque no soy muy de cuentos, pero en tus reseñas haces que todos parezcan tan interesantes.
ResponderEliminarEn realidad detecto como dos cuentos de en "En compañía de lobos". La película reúne varias historias y le debe bastante metraje a un par de narraciones de Angela Carter. Y también asume muy bien el espíritu de una Caperucita Roja perversa y un lobo que pasa de depredador a víctima, casi todos los cuentos aquí van de eso.
ResponderEliminarEsta mujer tiene una biografía interesante en ese sentido y de ahí lo que escribe. Por más que no quiero caer en esa trampa, veo a la autora en algunos personajes suyos. También he encontrado algún que otro cuento que me ha dejado frío pero así son las antologías. Irregulares. Aunque esta esté bastante bien.
Un placer es ver como ves lo que lees Y te diria que si leo el libro tu lo escribirias mejor que el autor
ResponderEliminarun abrazo inmenso