domingo, 21 de mayo de 2017

El ruido del tiempo


                                                            

Julian Barnes siempre ha sido uno de mis autores preferidos de mi generación de autores favorita (nada menos que la generación Granta del 83 con escritores como Ian McEwan, Martin Amis, Julian Barnes, William Boyd y Salman Rushdie). Creo que sólo dudaría entre quién es mejor si pienso en Amis o McEwan. Y aún así hay libros de Barnes que para mí son mejores que alguno de McEwan y que casi todo Amis. “Una historia del mundo en diez capítulos y medio” o “El loro de Flaubert” son parte de su literatura con mayúscula.
No sé si “Nada que temer”, dónde reflexiona sobre la muerte, se puede definir como literatura o ensayo pero sigue siendo un soberano libro dónde su humor inglés se suma a su erudición y te deja elementos suficientes para la propia reflexión y cómo no, para una futura relectura.
Y tras otras novelas, cuentos y lo que quiera escribir este hombre que dice que lo da todo en cada frase (no sé si exagera), me llega su último relato sobre la vida de Shostakóvich, el compositor ruso. A partir de esa noche fatídica en la que Stalin asistió a la representación de su Lady Macbeth de Mtsensk en el Bolshói de Moscú (26 de Enero de 1936), Barnes nos habla sobre el miedo en tiempos de dictadores. Y creo que hace bueno aquello de Vargas Llosa sobre el hecho de que todas las dictaduras se parecen. Porque me parece más de lo mismo. Y por si fuera poco más de un tema muy tratado. Casi a la par que la segunda guerra mundial. En este caso acerca el zoom a un personaje que disgusta con su arte al líder de su país y pasa una vida acobardado y temiendo que lo depuren a Siberia o peor, que lo fusilen.
Pero las páginas, incluso con el estilo al que me tiene acostumbrado este escritor, no consiguen sacarme la sensación de que todo eso sí, vale, bien, muy bien descrito, pero no aporta nada nuevo. Y también nos recuerda sobre los peligros de entrar en aguas tan transitadas. Siempre tendrás lectores que no te perdonarán que les hables de lo que ya se ha escrito más y mejor en otro lugar. O que tu personaje, siendo ruso, piense como un inglés, o que te leas un par de biografías del compositor para construir el personaje pero descuides otras donde dan una visión diferente.
Hace poco hemos visto las terribles polémicas, no del todo justas con Elvira Navarro, sobre su libro que hablaba de Adelaida García Morales. Escribir sobre personajes reales del siglo pasado o este puede atraer a familiares, conocedores, estudiosos que te vengan a destruir la novela. Pero como yo no soy de estos diré que si sabes poco del estalinismo o su comunismo salvaje, la novela puede resultar entretenida. Que la reflexión sobre el autor que se vende o no al poder es lo más objetiva posible (en realidad se decanta por el lado de la comprensión hacia los que se venden a cambio de vivir pero no de un modo descarado).
En tres capítulos claves y muy conocidos de la vida del compositor, se nos resume su vida. Y todos giran en torno a sus miedos, los del autor y probablemente los nuestros.

Una novela correcta. Un bien. No indigna de su autor si vas sin expectativas. Pero una novela que no deja demasiada huella. Y eso es imperdonable. Especialmente si una de las exaltadas palabras publicitarias que te dedica The Daily Express  es “Su mejor novela hasta el momento”. Vale que la publicidad es exagerada pero esta vez se pasaron. Hay que leer al Barnes más antiguo en mayor medida que a este. Si bien el actual pasa bien y no se atraganta.  

martes, 2 de mayo de 2017

Las chicas



Este libro de Emma Cline sorprendió por la madurez de una autora que debutaba. Una escritora joven que escribe su primera novela y lo hace tan bien es como una promesa de futuro. En todas las críticas se señalan algunos fallos menores y luego se pasa a hablar de que en el futuro corregirá lo que ha escrito. Y es cierto que la novela es más interesante de lo que la juventud de su autora o su inexperiencia podría resultar pero la pregunta que me viene a la cabeza es… ¿Cómo la criticaríamos si nos olvidásemos de la edad de la autora o de lo que haya hecho antes? Pues yo lo tengo claro. Le pondría un seis sobre diez. Es un bien alto. Es una historia con los personajes muy bien construidos, con unos objetivos claros y bien expuestos (la fascinación que ejercen sobre la gente joven y perdida las sectas, la relación entre madres hijas que puede llegar a ser muy cruel a pesar del amor, lo que la admiración hacia ciertas personas “peligrosas” nos puede obligar a hacer por ellas, etc.) y largos y difíciles párrafos muy bien resueltos. La novela transcurre tan agradablemente para el lector que en los sentidos comentados es notable. Pero le voy rebajando puntuación porque durante más de cien páginas nos cuenta demasiados asuntos irrelevantes. En realidad casi un tercio de la historia se podría haber reducido. Al menos para mí que admito que al principio me aburrí bastante con algunas situaciones redundantes que tratan de subrayar en exceso cómo es el personaje principal. Es un error muy típico de principiantes escribir más palabras de las que necesitas. Otro error es pasarte con los adjetivos pero a mí en este caso no me molestan.
La historia nos cuenta cómo una chica joven se queda prendada de otra chica llamada Suzanne que vive en una comuna o familia bajo la influencia de Russell (este personaje es Charles Manson con otro nombre, el tristemente célebre psicópata que de pequeño me dio mi primera historia de horror verdadero cuando vi una serie sobre sus asesinatos en la casa de Polanski). En la historia, se deja de lado el morbo y se centra el foco de atención en el por qué de que esta chica tan aburrida con su vida se deja enredar en ese mundo que llevará a los célebres asesinatos. Como también he visto un documental del canal de Historia sobre el asunto casi puedo sentir a la escritora cogiendo su inspiración de una testigo de la “familia” que se quedó fuera de la casa de Sharon Tate mientras Charles Manson y compañía acuchillaban por aquí y por allá al personal. El documental da voz a esa testigo y tenemos la historia desde su apesadumbrada voz. Ese documental me hizo pensar en Eve, el otro personaje relevante de esta historia, la chica que fascina a su narradora. Su discurso es algo como “me sentí fascinada, amaba a la secta, me dieron un lugar en el mundo pero lo que hicieron estuvo mal”. Sólo que en esta historia es más como “quería la aprobación de Suzanne, la adoraba, haría lo que fuera por ella”. Y Russell-Manson, el asesino, queda en segundo plano.
Si no conoces nada sobre los crímenes de la “familia” Manson querrás ampliar información. Si los conoces, los verás desde un lado alternativo. Curioso en cualquier caso.


Por aquel entonces, yo estaba siempre pendiente de la atención de los demás. Me vestía para generar amor, me bajaba un poco el escote, adoptaba una mirada melancólica cuando me mostraba en público, una mirada que insinuaba muchos pensamientos profundos y prometedores, por si acaso a alguien le daba por echar un vistazo.”pág.29