Selva Almada escribe su novela más
concisa e intensa. ¿Novela? No exactamente. Es literatura si Alexievitch lo es.
Pero realmente no es lo que alguien podría considerar exactamente así. Aunque
tampoco es un ensayo periodístico. Creo que está tocando varios de esos límites
o que los cruza pero no se deja etiquetar fácilmente. Tampoco importa
demasiado. Quiere contarnos algo y lo hace con nota.
Tres adolescentes de provincia en los
años ochenta mueren impunemente. Tres chicas muertas, como resume el libro.
Cuando Argentina celebraba su democracia de estreno. Y años después se
investiga sobre lo que pudo sucederles. Este párrafo indica muy bien la
intención de la autora y de la narradora, que parece más su alter ego que un
personaje al uso.
“Yo
creo que lo que tenemos que conseguir es reconstruir cómo el mundo las miraba a
ellas. Si logramos saber cómo eran miradas, vamos a saber cuál era la mirada
que ellas tenían sobre el mundo ¿entendés?” pág. 109
La novela quiere analizar por qué
sucedió lo que sucedió con estas chicas y tantas otras anónimas mujeres que murieron por violencia de género.
Sus ejemplos de agresiones a todos los niveles del hombre contra la mujer en
ciertos ambientes rurales da alguna clave pero no quiere agotarse en eso. Hay
alusiones a detalles de la propia familia de la autora-narradora. Detalles difíciles de abordar para alguien menos valiente que Selva Almada.
La historia no cuenta grandes
barbaridades pero me parece más espeluznante y terrorífica que si lo hiciera. Juega bien con el fuera de campo. Y
nos hace empatizar con esas tres chicas que un día salieron de su casa para no
regresar mas que en forma de comunicación macabra por parte de la policía.
Diría que ciertos hombres podrían
leerla y aprender algo pero me temo que el machismo no lee literatura femenina. O mejor dicho Literatura. Y el femicidio del que se habla aquí es más cosas de bárbaros o psicópatas.
Viendo la prensa española pensaría
que la violencia de género sólo sucede aquí pero este libro me trae una
Argentina muy similar a nuestra tierra. Incluso he comprobado que en los ochenta
tenían algún programa televisivo muy similar a los nuestros (como “La clave”).
Selva Almada huye del morbo. Explica.
Con frases increíblemente concisas. Es un libro breve pero dice más de lo que se ve.
No parece tener ni una coma de más.
Y el colorido de algunos giros
lingüísticos de esa Argentina no perturba el buen fluir del relato. Es fácil entenderla por el contexto.
Como detalle decir que lo encontré en narrativa policíaca y de eso hay pero no es novela de género.
Intento cogerla y etiquetarla pero no se deja.
Sólo añadir que da para reflexión más que para evasión.