domingo, 11 de septiembre de 2016

Infiel



Hasta ahora no había leído a Joyce Carol Oates, sólo había leído sobre ella. Mucho. Debo decir que seguía casi con más interés lo que se decía de esta prolífica señora de lo que me interesaba leerla. Y es que las portadas llamativas como esta que nos ocupa me producen cierto pudor. Es cierto que a nadie le tiene que importar lo que leo o dejo de leer pero decídselo a mis compañeros de trabajo si entro con este libro en la mano. Nunca me preguntan qué leo porque no les interesa pero estoy seguro que si una portada les llama la atención lo hacen y esta sí, esta es de las que me llevarían a una inquisición difícil para mí, muchas risas a mi costa. No gracias, ellos sí que dan risa. O la damos todos. Lo que ocurre es que cada uno entiende sus chistes.
A mí este “Infiel” me atraía por lo de historias de transgresión. El azúcar me gusta cuando se come pero en la vida no edulcoro mucho ni sobre todo me gusta que me edulcoren. Pero ya había oído que esta escritora no esquivaba la mirada ante nada.
También que escribe tanto que hasta sus seguidores le dicen que corrija más. Mal.
Que este libro era muy duro. Por mí bien.
Que algunos libros le salían geniales y otros reguleros. Mal.
Que casi le dan el nobel pero se lo llevó Alice Munro. Bien porque aspirar al nobel ya es más de lo que muchos-as querrían. 
Que… Da igual. Me puse con el libro que es de cuentos, tiene unas 540 páginas de lectura sin intermedios separadores en blanco (pero un cuerpo de letra generoso como el libro, tirando a tochete) y está dividido en tres partes.
En la primera hay más sugerencia de violencia que transgresión. Si la tía toquetea los genitales del niño no lo vemos, nos lo cuentan a toro pasado y luego ya nosotros imaginamos. Nada que objetar. Ser sutil es una buena opción. Y la escritora en los primeros cuentos mantiene un nivel muy alto. Los suegros que llaman para decirle al yerno que se van a suicidar abren con el primero de los veintiún disparos contra la gente que vive en Disneylandia. Ni dramatiza, ni quita ni pone. En un breve espacio nos cuenta sin adornos lo que nos tiene que contar. El siguiente cuento ya es más largo y es como esa idea que tiene Joyce Carol de lo que son estos cuentos, novelas en miniatura que quieren abordar la vida de una persona. En “Fea” una chica se define así para que el sufrimiento no la alcance (eso dice la contraportada, yo creo que la chica sufre bastante). Algunos párrafos son tan dañinos como el masoquismo:

“El también era feo. Un feo raro. Pero la fealdad en un hombre no importa demasiado. La fealdad en una mujer se convierte en su vida

Solo con eso ya podríamos hablar horas. Y muy acaloradamente. Y encima lo escribe de pasada, como el que no quiere la cosa. Sin un estilo recargado. Si tuviera que objetarle algo es que esta prosa tan desnuda y como para todos los públicos me gustaría con más matices pero es más redactado que escritura literaria salvo por el ritmo que sí, esconde la buena escritora que es (tengo que leer alguna novela suya más para tener una buena visión de conjunto, creo que no le he pillado el estilo o su estilo es disimular el estilo). Y que pode un poco. No los cuentos. Pero una antología con las mejores historias de este libro hubiese sido casi maestra. Y eso teniendo en cuenta que sus peores cuentos nunca llegan a mediocres. Pero después de “Fea” empiezo a ir decayendo en algunos, subo en otros, llega la segunda parte que trata sobre niñas que cambian a mujer en un mundo de hombres(los hombres en el universo de este libro son un tema curioso, se definen por su crueldad o por su sexualidad pero también por los olores de sus alientos, casi siempre apestosos a whiskey, podredumbre, tabaco… depende, está claro que las mujeres tienen mejor el olfato que nosotros). El exceso de páginas también lleva a usar el único amago de metáfora que le he visto (arrugas verticales como marcas de cuchillas o algo así) dos veces. O a que el tema de las armas y su peligrosidad salga un poco más de la cuenta y se subraye en exceso. Pero lo cierto es que no puedo acusarla de repetirse excesivamente. Hay temáticas para todos los gustos. Violencia de género, asesinos, mujeres vengativas y también un poco asesinas (no la veo tan feminista como la definen, creo que le repartes leches a propias y extraños, los hombres salimos mal parados pero algunas de sus mujeres no son precisamente ejemplares). La vampiresa, relato que encontramos en la tercera parte donde ya sí, todo es más morboso y gráfico y basto (pistolas, sangre, cuchilladas, violaciones homosexuales), es un ejemplo de personaje femenino que da grima si bien es cierto que se juega con el estado mental del personaje principal. Gran relato en cualquier caso, es la novela en miniatura que se prometía. Y cierra el libro con “COPLAND” que es de lo mas bizarro de la compilación, casi surrealista y extraño y muy, muy salvaje. Creo que la última parte es para dejar epatados a los lectores de libros comerciales que es a los que va dedicada la portada y tal vez la intención del que nos lo quiere vender.
Así son los libros de cuentos, con sus grandezas y miserias pero en líneas generales bien. Como escribí antes, no me ha dejado sin ganas de intentarlo de nuevo con ella.

La soledad es como el apetito: no te das cuenta de lo hambriento que estás hasta que empiezas a comer”

“¿Es eso lo que quieres oír, lo que quieres que te diga tu madre? ¿Que me casé con tu padre porque era un hombre débil, un hombre por el que yo no podía sentir gran cosa, que cuando llegara el momento no me lastimaría?”


P.D. No apto para los-as enamorados-as de los finalices felices. 

2 comentarios:

  1. Fíjate que con esta escritora tengo un par de prejuicios que me han llevado a no leer nada suyo aún. Primero, las portadas de muchos de sus libros, que son como de novela rosa. Y el segundo, los tochazos que escribe. Fue una sorpresa para mí saber que estaba muy bien considerada y que su nombre sonaba para el Nobel. Ha pasado mucho tiempo desde entonces, pero mis prejuicios siguen. Totalmente irracional.

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  2. Ja,ja, me has recordado mi propio viaje emocional con ella. Me sorprendió saber que tenía esa buena consideración. Alguien le está haciendo un flaco favor al editarla de ese modo. Viendo las críticas de sus libros en Goodreads se la están vendiendo a gente que quiere precisamente esa novela rosa. Está por encima de eso. Aún tengo que determinar cuanto.

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