Aunque iba para farmacéutica por condicionantes
familiares, Edna O,Brien acabó haciendo lo que más le gustaba y probablemente
mejor se le daba, escribir. La novela que nos ocupa es la tercera de una
trilogía que daba comienzo en Las chicas
de campo (1960) y que continuaba con La
chica de ojos verdes (1962). Esta novela es del sesenta y cuatro y cierra
este proyecto que tiene la ventaja que consta de partes nada dependientes las
unas de las otras, no he echado en falta haber leído los anteriores, desde el
primer capítulo he entrado sin dificultad en la historia de estas dos amigas
tan distintas, Kate y Baba casadas sin el más mínimo atisbo de felicidad, el
título es puro sarcasmo. Los capítulos se alternan entre ambas amigas aunque en
algunos aparezcan ambas pero desde el punto de vista de la que escribe. Los
capítulos de Kate son narrados en el clásico y habitual estilo directo y los de
Baba son un cruel y satírico monólogo interior donde su conciencia no deja
títere con cabeza. Los capítulos de Kate entristecen, los de Baba te pueden
hacer reír aunque nada ocasionalmente es cruel y algunos-as lectores-as se han
quejado de que Baba en las dos primeras novelas no parecía tan terrible y que
al darle la escritora luz a sus pensamientos se ha revelado terrible. En
cualquier caso funciona. Tiene reflexiones francamente brillantes y complementa
muy bien a su amiga, te libera de la congoja de las peripecias de Kate. Nótese
el admirable primer párrafo de la novela que te mete en situación desde el
principio y te da las claves del resto de la novela con aparente sencillez.
Pero la novela no tiene nada de simple.
“Hace poco
nos lamentábamos Kate Brady y yo, mientras tomábamos unos tristes gin fizz en
un bar del centro de Londres, de que nada nunca iría a mejor en nuestras vidas,
de que moriríamos en el mismo estado en que nos encontrábamos: bien
alimentadas, casadas, insatisfechas”
La autora trata temas como el del miedo a la
soledad, el de la religión en una sociedad tan católica como la de esa vieja
Irlanda sesentera de la que nos habla(aunque ahora viven en Londres, las
costumbres del grupo irlandés perviven), la hipocresía, la progresiva
liberación de la mujer del patriarcado(por lo que leo, bastante lejana
entonces), el tedio de los acomodados, la necesidad o no de la sexualidad, la
necesidad o no del amor, el miedo al paso del tiempo… Y mucho más.
“Yo me quedé
en la butaca, repasando el año y medio que llevaba en Londres, los hombres que
había conocido en ese tiempo y el hartazgo que me producía tener que mantener
los tacones y la cara impecables para cuando llegara el Don Perfecto que se
suponía tenía que llegar algún día” pág.15
“¿Cómo podía
explicar lo que le provocaba cruzarse con su marido en el rellano de las
escaleras de su propio hogar y comprobar que su reacción era mirar para otro
lado y toser educadamente como si estuviese ante una persona deforme?” pág.37
Esta trilogía se publicó a lo largo de unos
pocos meses del año pasado por Errata Naturae y la edición es muy cuidada. La
traducción de Regina López respeta el estilo nítido y directo de la narradora y
fluye. Me recuerda la experiencia de lectura que tuve con Banville hace poco,
adictiva hasta no poder dejarla. Como entrar en el cerebro del escritor. Pero
Edna O,Brien es incluso mejor. A medida que avanza se acelera la historia. Sin
prisa pero sin pausa, con un dominio admirable del tempo narrativo.
“Kate siempre
había creído que las personas que se habían amado conservaban la huella de
dicho amor en su interior, por ínfima que fuese, pero Eugene(su marido) no.” Pág. 140
Ambas amigas afrontarán una idéntica situación
de dos modos distintos. Con una estructura admirable, de un modo tan natural
que rehúye el adoctrinamiento, con pequeños detalles narrativos que cuentan más
entre líneas y que por su sutileza suman el doble... Edna O,Brien escribe una
novela que me obliga a retroceder sobre mis pasos y buscar las anteriores dos
partes de su trilogía. Puede que también lo que sigan queriendo publicar de
esta señora no sé si feliz o infelizmente casada, a quién le importa,
felizmente escritora.
Me has dejado muy muy intrigada con los monólogos de Baba.
ResponderEliminarBueno, a pesar de la crueldad de la que hablo solo dice lo que la mayoría de las personas piensan cuando están solas. Aquí con mucho sarcasmo.
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