Esta vez
solo le ha costado unos cinco años escribir este libro. Teniendo en cuenta que
sus novelas se cuecen a fuego lento y durante una década me esperaba lo peor.
Pero no. Simplemente estaba más inspirado. O con más ganas. Porque esta novela
es tan buena como la anterior o mejor. Sí, así, de manera subjetiva y muy en
general, pero que al menos quede claro que a algunos les levanta pasiones.
Franzen no escribe al gusto de todo el mundo aunque este es de los que pagan
peaje por tener demasiado éxito e intuyo que se les mira con más severidad que
a los que acaban de llegar.
Esto es alta literatura pero también literatura para todos los públicos y comercial. Es difícil vivir en ambos mundos pero en "Pureza" se demuestra. No hay forma. Y yo amo la forma. Pero aquí la narrativa es pura como el título, libre de metáforas o grandes hallazgos lingüísticos. Adoro esos libros de forma así que admito que en su primera parte ya me temía que esto podía ir hacia abajo y que del mismo modo que "Libertad" me parecía algo inferior a "Las correcciones" (aunque finalmente interesante), "Pureza" bajaría todavía más. Pero no.
Franzen sigue escribiendo varias novelas en una. Sus personajes, incluso con esa prosa desnuda que solo quiere narrar sin artificio alguno, son interesantes y profundos y te demuestran que se puede escribir plano y aún así se puede escribir diferente (ya lo sabíamos pero por si acaso).
Como un obsesivo McEwan, coge su objeto de estudio y pone la lupa sobre él, luego el microscopio, lo amplia, se va en dirección a su pasado para entenderlo mejor, lo relaciona con los otros personajes. A diferencia de Ewan admito que Franzen construye personajes más creíbles a nivel psicológico, más perfectos. McEwan es obsesivo pero con los temas. Franzen con las psicologías de sus personajes. Apura hasta su última neurona de criatura ficticia y nos las enseña desnudas, con el cableado al aire.
Esto es alta literatura pero también literatura para todos los públicos y comercial. Es difícil vivir en ambos mundos pero en "Pureza" se demuestra. No hay forma. Y yo amo la forma. Pero aquí la narrativa es pura como el título, libre de metáforas o grandes hallazgos lingüísticos. Adoro esos libros de forma así que admito que en su primera parte ya me temía que esto podía ir hacia abajo y que del mismo modo que "Libertad" me parecía algo inferior a "Las correcciones" (aunque finalmente interesante), "Pureza" bajaría todavía más. Pero no.
Franzen sigue escribiendo varias novelas en una. Sus personajes, incluso con esa prosa desnuda que solo quiere narrar sin artificio alguno, son interesantes y profundos y te demuestran que se puede escribir plano y aún así se puede escribir diferente (ya lo sabíamos pero por si acaso).
Como un obsesivo McEwan, coge su objeto de estudio y pone la lupa sobre él, luego el microscopio, lo amplia, se va en dirección a su pasado para entenderlo mejor, lo relaciona con los otros personajes. A diferencia de Ewan admito que Franzen construye personajes más creíbles a nivel psicológico, más perfectos. McEwan es obsesivo pero con los temas. Franzen con las psicologías de sus personajes. Apura hasta su última neurona de criatura ficticia y nos las enseña desnudas, con el cableado al aire.
Aunque
eso sí, el libro se titula "Pureza" como se pudo titular
"bocadillo de atún". Hay una chica que quiere ser personaje principal
y lo abre y lo cierra y se llama así, Purity (o diminutivo en Pip) y se supone
que el resto gira alrededor de ella pero yo creo que hay personajes que la acaban
desplazando un poco o están a su nivel de relevancia. Cuando lees sus setecientas
páginas te encuentras partes en las que cada uno te cuenta su vida. Hay otros
personajes como la madre de Purity que son explicados a partir del punto de
vista de su hija o de su amante pero parecen tan reales como los que escriben o
hablan o piensan en tercera persona. Y así tenemos algunos viajes al pasado del
personaje principal (aunque ya he dicho que entiendo varios personajes
principales), tenemos regresos al presente, cambiamos de capítulo o parte y
otro personaje aparece y nos cuenta la suya o el que ya nos la había contado
nos cuenta su presente. Todo con parsimonia, con tantos detalles que más
de uno se bajará de este coche y dirá exasperado que no tiene tiempo para tanto
pero si llegas al final y ves lo que te han contado y cómo encaja con tanta
naturalidad... entonces tal vez te sientas tan agradecido al escritor como yo.
Se escuchan voces por ahí que le quieren quitar páginas. Son respetables. Pero
entre tanto personaje y viajes temporales una redundancia o un subrayado de más
tampoco son pecado grave, tal vez le recuerdan al lector algo que puede haber
olvidado con tanto trajín. En cualquier caso el orden y la estructura rozan lo
perfecto. Este no parece escritor de "a lo que salga". Al menos desde
fuera da la sensación de que todo está muy controlado y meditado.
Finalmente decir que me ha vuelto a resultar casi inhumana su capacidad para describir el cerebro o el comportamiento de ciertas personas. Qué método seguirá para construir esos personajes. A veces tengo la sensación que son cierta gente que yo mismo he conocido en mi vida (cierta gente no muy sana mentalmente, eso sí). Pero imagino a Franzen dándole vueltas y vueltas a cada página, por sencillo que nos resulte leerlas. Y ocasionalmente tenemos párrafos sorprendentes con pensamientos ciertamente interesantes por si el interés decaía y ya no te interesaba lo que estaba contando sobre aquel activista alemán a lo Assange, o esa niña que busca a su padre, o su madre que se lo quiere ocultar todo, o la periodista que asciende como puede o le dejan en un mundo de hombres, o el escritor fracasado, o el periodista que busca la verdad de la prensa pero también oculta lo suyo o... Da igual. Contar demasiado un argumento es como hacer un tráiler de esos dónde ya está narrada casi toda la película. Mejor leer el libro y dejarse de historias resumidas.
Finalmente decir que me ha vuelto a resultar casi inhumana su capacidad para describir el cerebro o el comportamiento de ciertas personas. Qué método seguirá para construir esos personajes. A veces tengo la sensación que son cierta gente que yo mismo he conocido en mi vida (cierta gente no muy sana mentalmente, eso sí). Pero imagino a Franzen dándole vueltas y vueltas a cada página, por sencillo que nos resulte leerlas. Y ocasionalmente tenemos párrafos sorprendentes con pensamientos ciertamente interesantes por si el interés decaía y ya no te interesaba lo que estaba contando sobre aquel activista alemán a lo Assange, o esa niña que busca a su padre, o su madre que se lo quiere ocultar todo, o la periodista que asciende como puede o le dejan en un mundo de hombres, o el escritor fracasado, o el periodista que busca la verdad de la prensa pero también oculta lo suyo o... Da igual. Contar demasiado un argumento es como hacer un tráiler de esos dónde ya está narrada casi toda la película. Mejor leer el libro y dejarse de historias resumidas.
Próximamente
una serie de televisión con Daniel Craig de protagonista que ya no quiere a
James Bond ni por ochenta millones de dólares y participación en sus
beneficios. Él es “pureza” de artista y
quiere interpretar un personaje de este impresionante nuevo libro de Franzen.
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