Para los que nos movemos más por Internet que por el pasillo de casa, este libro ya tiene sobrados atractivos. Sólo la sinopsis ya es un reclamo para interesarse. Se trata una vez más de una
extraña relación entre dos personas que se conocen en un chat literario. Él es
como rarito. Ella en principio es más normal pero como a todos-as le puede la
curiosidad de ese tipo que le envía regalos en forma de libros o CD,s que va
robando en El Corte Inglés o la Fnac.
“No
sé. En parte, supongo, por no defraudarlo, por no hacerle daño. Lo veía tan
ilusionado mandándomelos… Cómo iba a rechazárselos. Hubiese sido cruel. Y otro
motivo es… Se detiene unos instantes. La vanidad. Es tentador sentirse el
centro de atención de alguien hasta ese extremo. Imagina que un tipo te regala
todo eso sin que tú se lo pidas. Sin exigirte nada a cambio. Porque sí.
Simplemente porque quiere halagarte. Porque se lo aceptas. Eso es: simplemente
porque estás ahí para recibirlo”
Y claro, entramos en esa historia con
apenas dos personajes de verdadero peso y se te va pasando la mañana de Domingo
sin nada que hacer (de momento) pasando páginas a buen ritmo. Porque me
hipnotiza el ritmo sin prisa pero tampoco moroso de la autora. Ese tipo me
desagrada y quiero saber al igual que la protagonista, qué narices quiere o a
dónde nos lleva. Y ocasionalmente, también, podemos entenderla en sus dudas.
“Pero
en serio, te digo: verlo o no verlo era lo de menos. Una cara, o un cuerpo,
¿qué más da? Me cuesta darle consistencia de persona real. Más bien lo sentía
como un personaje; yo misma actuaba como un personaje”
La ironía es que efectivamente ambos
son personajes de una novela, no puede haber más sinceridad en ese párrafo.
Y así va transcurriendo esta novela
que te puedes llevar a cualquier lugar. Podría ser una de esas lecturas de
verano para cuando el calor no te deja ganas de más. Un entretenimiento
agradable pero no exento de calidad. Desde luego, sin tanto exceso formal,
supera con mucho el libro de su premiada amiga Marta Sanz (en la misma
editorial) a la que cita nada más comenzar la novela. A veces menos es más.
El tipo que se nos describe en esta
novela, ya lo he comentado, me parece desagradable y lo suficientemente
sospechoso como para dejar de aceptar sus regalitos y cortar rápido la
comunicación pero no es tan sencillo. Si la protagonista lo bloquea en la
primera página nos quedamos sin novela. Y el hombre también tiene su lado
amable e interesante y sabe lo suyo de literatura (gran placer para mí que se
hable de literatura en un libro) o consejos tan sencillos como necesarios.
“¿Crees que has luchado con verdadera perseverancia para cambiar las
cosas, o simplemente te has dejado llevar y ahora te quejas?”
“¿Sabes lo que decía Proust de la mentira?... La mentira es esencial
porque la verdad es incomunicable”
“El cine, entendido como creación artística conlleva demasiados peajes económicos
y sociales. El cine es una producción grupal, mientras que la literatura es,
por defecto, el fruto espiritual del individuo sin más, enfrentado a solas
consigo mismo”
Algo de razón tiene el pájaro con lo
del cine pero como se va volviendo cada vez más raro y ella le va siguiendo el
juego, poca redención le veré yo a este hombre. Claro que a mí lo que me gusta
es cómo la autora va desplegando la historia sin prisa pero sin pausa y nos
lleva hacia un final que para mí, tal vez, pudo ser mejor, pero que no me
estropea el libro. Sara Mesa sigue siendo autora de cuentos y esto es novela
pero es novela corta o cuento largo (si os parece lo segundo malo porque supone
páginas de sobra pero no, yo creo que está todo bastante ajustado a lo que
quiere contar, se cuece a la temperatura adecuada y con los tiempos bien
ajustados).
Y así acabé el domingo. Entregado a
averiguar qué quería el individuo este. O qué esperaba ella de esa relación.
A diferencia de otros comentarios que
he leído yo no creo que la protagonista sea tonta o sus dudas exageradas. Sólo
se deja llevar por una situación en la que el misterio y la curiosidad mandan.
“¿Qué sabe Sonia de él? Muy poco, en realidad... ¿Su tono seco, aséptico?
¿Su suficiencia? ¿Esa impresión de desapego, o de que posee claves o
conocimientos a los que los demás jamás tendrán acceso? Provocador, pero
también educado. Solitario, pero siempre con interés por analizar el
comportamiento de los otros.”
Pues Sonia sabe lo que Sara Mesa
quiere que sepamos. Las cartas se van enseñando pero sin prisa que si no, no
tiene gracia.
Y por si sois de los que una narración
sin pretensiones no es cosa de adultos, la contraportada nos resume muy bien
las intenciones. Seguro que lo ha escrito la autora que para algo sabe el plato
que nos ha conocido y por qué lo ha hecho:
“…no solo es una inquietante historia
de amor descompensado… es también una reflexión sobre la sociedad de consumo y
los robos a gran escala en grandes almacenes, la sumisión y el poder, la
anulación del deseo y la carnalidad, el refugio de la infancia, la fantasía
como alternativa, la culpa y la expiación, la escritura y la vocación literaria”.
Sí, es sobre todo eso con desigual
resultado. No hay espacio para profundizar en todos los temas pero muchos
quedan para el debate si sois de esos.
Ya tenemos el primer libro
recomendable de verano pero no os fiéis de mí. A la que os descuidéis os reseño
otro ladrillo "gafapastero" (o un clásico, que a esos también les pego).
No conocía a Sara Mesa. La vi en Página 2 hace unos pocos meses y me llamó la atención. Allí hablaban de su último libro, Mala letra, que es de cuentos, que no es mi género favorito. En cambio éste, por temática, por lo que comentas y por lo que le vi a ella en el programa, me llama mucho la atención. Título muy sugerente, por cierto.
ResponderEliminarAhora que dices lo del título, no hace mucho que le vi a un autor de best-seller español apropiárselo. Parece que gusta.
ResponderEliminarLa novelita de Sara Mesa se deja leer con gusto. Esta sí que la pongo por aquí sin los peros habituales. A ver si soy capaz de llegar a Agosto sin leer demasiadas cosas que no se puedan recomendar en verano, época de pereza casi biológica.
No leo pero cuando vengo a verte me gusta leer lo tuyo
ResponderEliminarUn abrazo
Si que lees. Me lees a mi. Mira que honor. Gracias como siempre por estar.
EliminarLo estoy leyendo y Knut me parece odioso, por decirlo finamente. Necesitaba decirlo para desahogarme. Me recuerda a un personaje que hay en mi círculo de conocidos, para los que sólo su palabra vale y te tratan de manera paternalista, como si no supieras nada. Me ponen enferma.
ResponderEliminarja,ja, Dorotea, eso sí es implicarse. Pero es que está muy bien redactado. Un manipulador total, un enterado, tiene un poco de todo lo que nos hace "querer" a la gente. Seguramente Sara haya conocido alguno así. Pero la novela tiene más reflexiones, otras críticas, ya verás.
ResponderEliminarYa lo terminé, S., y me gustó mucho. Tampoco creo que gustar sea la palabra adecuada, es muy bueno, pero me las hizo pasar canutas. Knut no sólo me recordó al paternalista de mi comentario anterior, también a un raro que me fastidió la vida mucho tiempo. A diferencia de Sonia yo intentaba alejarme y no podía. Este es el pequeño comentario que dejé en Goodreads:
Eliminar"Lectura desasosegante. Supongo que la intención era esa, pero hice esfuerzos para no dejarla porque me estaba gustando, porque el hecho de odiar a Knut y querer sacarlo de mi vida, perdón, de la de Sonia, no era motivo suficiente para abandonar. Era Sonia quien tenía que haberlo dejado plantado, pero entonces no habría historia. No me gustan los raros. Una vez traté a uno como a una persona normal y me trajo algunos problemas. Al menos no me besó, ni siquiera una vez, mucho menos tres. Tampoco yo le di pie yendo de visita a su barrio. Sonia me puso enferma, tanto como Knut. Al mismo tiempo me daba pena, porque no supo romper, alimentó a la bestia, quizás por ego, por soledad o por motivos ocultos de esos que llevamos dentro y no nos atrevemos ni a confesarnos a nosotros mismos."
Al final parecen querer redimir un poco al raro pero ni por esas. Tu comentario da casi para una novela alternativa donde se profundice en los motivos ocultos que nos llevan a hacer ciertas cosas. Sara Mesa habla algo de sus dudas y como se deja llevar por el raro pero la novela no va exactamente de eso. Creo que su oficio habitual de cuentista le pudo y nos quiso dar un giro inesperado como en los relatos cortos. Yo de momento voy a cotillear tus comments por goodreads.
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EliminarS., ¿podría pedirte un favor? ¿Podrías borrar el mensaje anterior a este? El de 18 de julio de 2016. Si me das una dirección de email, te lo explico :) No sé si en google+ se pueden enviar privados.
EliminarY qué pensé que yo tenía mi email en el blog :S diablilloenlaoficina(en)gmail.com
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