¿Sabes cuando estás en la playa y metes el pie en el agua y
está muy fría y tratas de hacer el cálculo de si te conviene entrar de golpe o
poco a poco y exponerte a las salpicaduras de los patanes y por tanto, a una
tortura lenta? Pues cálculos como esos hago al entrar en novelas a las que ya
se les ve el plumero desde la primera página o el primer capítulo. Abro el
libro y trato de entender su temperatura intelectual. Si la prosa es densa,
difícil, ya sé que voy a tener que entrar lentamente en el libro, abandonar el
piloto automático y leer con todo el intelecto y sin distraerme mucho. Porque
sí, hay libros tan sencillos que casi me permiten leerlos y hacer otra cosa
como ver la televisión o escuchar conversaciones en un bar. Esos libros
sencillos te permiten leer sin pensar y regresar y no perder ni aún así el
hilo. Esos son de chapuzón rápido. Entro y salgo de ellos de golpe.
Con Pola ya vi que el asunto pintaba esforzado. El apellido
es como su prosa, Pola Oloixarac, escurridizo, difícilmente aprehensible.
Pero esta argentina nacida en el setenta y siete era uno de
los veinte mejores escritores jóvenes elegidos hace unos años por la
prestigiosa revista Granta. Y yo los estoy desgranando todos. Poco a poco los
leo con interés. Algunos de ellos como Patricio Pron, Andrés Barba o sobre todo
Alberto Olmos, me gustan.
Pero Pola me parecía demasiado experimental. Me pasaba como
con el chileno Carlos Labbé, una invitación constante a abandonar el libro.
Prosa farragosa y pretenciosa centrada en el experimento pero sin placer.
Aunque los sueltos de información de la novela de Pola me atraían algo más que
lo del chileno.
De todas formas sí leía frases ocasionales que mostraban una
de esas famosas teorías salvajes del título que me parecían interesantes.
Mucho. Pequeñas sugerencias que en una página de Pola podían dar para la novela
de otro que no fuera ella. Y seguí leyendo. Y el libro iba consiguiendo que le
encontrase más y más virtudes. Porque está lleno de ideas. Y es transgresor. No
es amable con el lector pero es bueno que la literatura no sea complaciente.
Esta escritora tiene el valor de escribir como quiere sin hacer concesiones, si
se te atraganta lo que lees como un polvorón navideño en la garganta te jodes.
“Pocas veces se tiene
el placer de apreciar que se ha ganado una discusión en tiempo real,
simplemente porque a las personas no les gusta cambiar de opinión en público”
Además de teorías salvajes hay lirismo. Escaso pero evidente
y sin cursilería:
“La leve distancia que
media entre el mundo y yo consiste en una pollera negra hasta la rodilla, una
blusa de satén verde, botitas zaparrastrosas de cuero, cortas.”
Y opiniones políticas o sociales o antropológicas:
“Los grandes líderes
perecieron en el momento en que no supieron revolucionar su propia revolución”
El libro no tiene una historia al uso pero sí pequeñas
historias. La de una pareja de personas feas que se unen por esa afinidad en lo
deforme que se hacen amigos de una pareja de guapos. La historia de la chica
que se quiere merendar sexualmente a su profesor de facultad. La de la chica
que escribe cartas a Mao. Todos estos personajes están en la facultad de
filosofía de Buenos Aires o en sus aledaños y están preparando algo. También
hay continuas alusiones a costumbres antropológicas y la historia de alguien
que buscaba una teoría psicológica para explicarlo todo…
Es un libro en el que hay tanto que no se puede leer de un
tirón. Yo sí, no puedo dejar de hacerlo aunque creo que se indigestaría menos a
sorbos. He leído algunas críticas negativas que lo tachan de ilegible. Peor
para ellos pero es cierto que no se lo recomendaría a lectoras de “50 sombras
de grey”. Ni siquiera de Mario Vargas Llosa. Esto es very high level lector. Halterofilia mental. Esfuerzo nivel
Pynchon, David Foster Wallace y cosas así. Si ves que no, déjalo, no es para
ti. Y no pasa nada. No es cuestión de inteligencia, es más bien cuestión de
haber leído mucho o poco y en correcta gradación, supongo. In cluso es cuestión
de tener paciencia o ganas o tener el día. Bueno, mejor lo dejo porque lo estoy
estropeando más.
A ratos la prosa de Pola me recuerda la de los manuales
epistemológicos que leía en la universidad. Sólo que estos no tenían sus
frecuentes arranques de imaginación, su sentido del humor, su transgresión (el
sexo aquí es cuando menos extraño, salvaje como sus teorías, la narradora no
parece un hombre o una mujer, solo un extraterrestre sin humanidad que nos
disecciona sin impresionarse mucho por lo que descubre).
“La pasé muy bien con vos esta noche, ¿sabés? Dijeron, moviéndose, los
labios de Collazo, y el rastro de sus ojos reveló el eslogan: Tranquilizar a la
gatita, hacerle saber que me gustaría algo más.”
Es curioso que este sea el segundo libro vanguardista,
transgresor, extraño o excéntrico que leo en poco tiempo y sin buscarlo (recordemos
el de Rita Indiana de hace poco). Pero yo diría que Pola va un poco más allá. A partir de ahora me toca
seguirla en su blog melpomenemag.blogspot.com(aquí os hacéis idea de qué va,
leyendo una entrada suya) o en su nueva novela “Las constelaciones oscuras”. Esa
cabeza suya está repleta de ideas. Aunque creo que le pierde que es una
escritora para escritores, lo siento por la etiqueta. Pero una escritora
también muy valiente. De las que escriben sin pensar que siendo menos geniales
tal vez venderían más. Aunque se querrían menos a sí mismas.
El libro no sé cómo estará, pero tu post me encanta. Voy a echarle una ojeada a su blog, aunque llevo una temporada en la que me cuesta concentrarme en las lecturas y prefiero cosas ligeras.
ResponderEliminarCreo que su blog lo tiene descuidado. Pero ya verás que rara... es. Si te cuesta concentrarte en las lecturas, procura que eso no vaya a más. Y desde luego no te acerques a esta novela ni loca. Yo no lo podría hacer tampoco en cualquier momento. Hay épocas que me apetecen libros ligeros. Y de cómo es este te avisan incluso en la contraportada cuando uno dice que "es muy valiente su literatura". Y tanto... Como para no querer venderla.
ResponderEliminarPues con la poca concentración que tengo últimamente mejor no me acerco a este libro, que igual ahora mismo hasta me pierdo con 50 sombras de Grey, jejeje... Bromas a parte, me ha gustado tu reseña y esa cita del libro sobre la discusión.
ResponderEliminarA Andrés Barba, que mencionas, lo leí hace dos o tres años y m gusto y quisiera leer algo más de él si encuentro algún día más tiempo, creo que incluso llegue a hacer una reseña,
Buf, no, no lo hagas. De hecho no entiendo cómo la gente que disfruta mucho con ciertos libros de este tipo se los recomienda a todo el mundo en todo momento. Hay que empatizar un poco con la gente. Yo en otra época de mi vida o con menos libros leídos en mi currículo tiraría este libro al fuego, lo odiaría. Al principio pensé que era una tontería pedante y me costaba entrar pero luego no, admito que se ha convertido en una escritora que ahora me encanta. Pero si quieres relajarte leyendo busca otra cosa. Esto es más para cuando quieres emprender un juego difícil, alguna especie de desafío que te dará placer y conocimiento pero tendrás que pagar un precio y te tendrá que pillar con ganas. Todos los libros dan algo, pero algunos además te lo piden. Este pide mucho.Eso sí, no lo descartes para siempre. Algún día te vendrá muy bien.
ResponderEliminarAndrés Barba, uno de los autores jóvenes de Granta. Como esta Pola. Un autor que me gusta leer también a mí. Creo que te va a gustar cualquier cosa suya. Ese sí. Y además también tiene calidad.