lunes, 2 de noviembre de 2015

"Sólo de lo perdido"

Carlos Castán es un escritor muy estiloso. Pero eso sí, no le pidas que te cuente historias muy originales con grandes giros sorprendentes, con personajes muy diferentes que hablan cada uno con sus particularidades, con argumentos que te atrapan y quieres saber qué es lo próximo que va a ocurrir. Para eso último tenéis a Dan Brown. Para lo demás tenéis a esa maestra literaria que escribió
“Cincuenta sombras de Grey” y nos dibujó personajes tan alucinantes como la chica “monguis” y el tipo duro (aunque un poco imposible) que le daba la caña que necesitaba. Y no, no es que por aquí no vaya a salirme de la pedantería y algún día no vaya a reseñar autores más comerciales pero últimamente me apetece algo más adulto. Ya os avisaré cuando me apetezca leer y escribir sobre estupideces. Hay un momento para todo.
Carlos Castán es muy suyo, muy “él mismo”. Este libro es de cuentos pero recientemente también escribió una novela “La mala luz” dónde nos demostraba lo poco que le importa lo que cuenta. A él lo que le va es el cómo. Sí, podría haberse dedicado a la poesía y no hacernos creer que nos va a explicar una historia al uso pero bueno, que de todo tiene que haber en literatura. Y bueno, a mí me lo hace pasar muy bien.
En este libro volvemos a ver a sus personajes simétricos caminando por bares de mala muerte y con poca luz, por librerías o grandes superficies dónde se lleva muchos discos y mucho papel impreso por Junio o Julio (dos personajes en dos cuentos distintos tienen esta costumbre con lo que adivinamos que el autor también y bueno, yo mismo de peque acumulaba cómics para llevarme al pueblo en verano, hacia más compras por esa época). También le vemos apasionarse por mujeres que pasan un poco de él y a las que tiene que matar porque ya sabemos que en España o eres mía o te asesino un poco. Y porque es tan romántico eso de pegar hachazos en la cabeza a por ejemplo, el amante de la que te ha dejado plantado… ¿A que sí?
Pero no os dejéis engañar por esta ironía o sarcasmo que al igual que el desodorante no me abandona. El tipo escribe bien. Y no es porque naciera en Barcelona como yo. Creo que actualmente da clases o algo así por Zaragoza, no sé, vosotros también tenéis wikipedia. Escribe bien porque su literatura fluye como una buena melodía.
Su estilo esta hecho de frases largas pero fluidas (ya lo he dicho), uso y abuso de las comas, enumeraciones múltiples, primera persona del singular como la narrativa a partir del siglo XX que es muy egocéntrica pero así somos, melancolía, el pasado ganándole la partida al presente y no siempre para bien, bastante tristeza…

Tu vida es eso, es esa despedida que no se nombra ni se acaba, el deseo que regresa de vacío, el ruido del ascensor que te sobresalta en medio de la noche pero que siempre va a otro piso, más arriba o más abajo, y te despiertas solo y sin saber ya qué ocurre, qué ocurrió, dónde demonios se jodió todo”   

Ese párrafo lo dice porque espera que la chica que perdió sin saber cómo no regresa y él la espera, de ahí sus problemas con los ascensores que no paran en su piso. Un poco obsesivo-compulsivo.  

A veces un barrio se queda de pronto vacío, Mucho antes de que los amigos comiencen a dispersarse en matrimonios incomprensibles, en provincias de risa, en trabajos sin sentido perdidos por el mundo. A veces pasa eso y todo un tiempo de golpe se desmorona como una torre, cambia la luz de las tardes, y sobre las cosas se va dejando caer despacio una borrosa nube de cansancio.”    

¿Veis lo que digo sobre lo que le gustan a este hombre las comas? Pero si podemos jugar mucho a que somos Carlos Castán. A ver, vamos a hacerlo un momento “Y llegó la España de la crisis, con los presidentes tristes de los brotes verdes que nunca llegaban o los que sólo se le aparecían a los periodistas a través de un plasma, con las reuniones para comer junto al contenedor de basuras, con el artículo de la Constitución que te aseguraba el derecho de la vivienda abolido, con…” ¿A que es fácil? Intentadlo, es divertido. Llevo todo el día jugando a que soy Castán.
Por último decir dos cositas. La primera que desde que le recomendé este libro a un amigo bloguero siempre me pide más recomendaciones de este estilo. Es un amigo al que se lo recomendé porque tenían estilos muy similares. No puedes recomendar el mismo libro a personas diferentes.
Otra anécdota es que cuando terminé de leerlo comprendí que hace años ya lo había leído. Pero claro, todo lo que escribe este hombre es tan homogéneo que pensé que mis repetidos Déja vu eran producto de que Castán se repite más que el ajo. Me he convertido en esos viejos que cuando era crío y los veía preguntarle a la señora del videoclub si habían visto o no cierta película me hacían gracia. ¿Cómo podían no recordar si habían visto algo? Pues ya veis. El espíritu de aquellos señores que seguro que ya no existen ha venido a vengarse. ¿Acabaré preguntando si he leído esto o aquello a un tercero-a?

Saludos y leed lo que queráis. Y si es algo bueno recomendarlo.      

No hay comentarios:

Publicar un comentario