A Patricio Pron le conocí porque era
uno de los listados entre los veinte escritores jóvenes iberoamericanos más
importantes que salió hace unos años. Eran la generación Granta 2010. Desde
luego qué fácil es inventarse una generación. Coges unos cuantos individuos de
edades similares que escriban más o menos bien, los juntas, los fotografías y
ya tienes generación. Aunque luego entre ellos se parezcan como un huevo a una
castaña.
También disfruté del mal rollo que
tenía con Alberto Olmos, un compañero de generación. Patricio le reseñó
malamente en un blog y el otro se picó. Lo curioso es que el ofendido,
Albertito, tenía y tiene un blog de literatura llamado “Lector mal-herido” dónde
ha apuñalado a montones de escritores y libros. Divertido sí, mucho, pero sólo
es una de esas diversiones malsanas que te hacen sentir mal contigo mismo.
Patricio no es tan provocador como el otro pero sí dijo que no le convencía
mucho “Ejército de Salvación” de Olmos y lo argumentó.
Debo decir que en algún momento he
disfrutado con lo escrito por Olmos y en otros con lo escrito por Pron. A mí me
da igual que no se quieran entre ellos. Yo soy público de ambos. Como ese amigo
que está peleado con otro y tu les sigues hablando a los dos, en esto no tienes
que meterte.
Pero hablando de este libro… Bueno,
decir que aunque esta es una edición reciente y ampliada salió originalmente
con el título “Una puta mierda” en el 2008 y es novela primeriza del escritor
argentino. Tal vez por eso no me ha gustado tanto. Yo he leído todo lo que le
sigue y me pareció bueno, especialmente sus cuentos. En sus cuentos coge un
pequeño detalle irrelevante y lo estira y le saca jugo como el monologuista
español Luis Piedrahita que quiere ser el Dios de las cosas pequeñas. En esta
novela hay atisbos de lo que vendría después pero no me sorprende. Y además le
veo todas las referencias que son tantas que ya me salgo de la narración. Habla
de una guerra imaginada en las Malvinas y contra los ingleses. Sí, imaginada.
No se adapta a la realidad. Es kafkiana. También me recuerda al teatro absurdo
de Beckett. La guerra es en las trincheras y contra un enemigo que no vemos y
recuerda muchísimo a “Senderos de gloria” de Stanley Kubrik basada a su vez en
la novela de Humphrey Cobb.
Aún así tiene sus momentos y es divertida. Siguiendo con las
comparaciones con monologuistas hay escenas que me recuerdan a Gila. Hay una
dónde unos turistas japoneses que pasan por las trincheras se quejan al alto
mando porque en la agencia les prometieron que podrían fotografiar muchas
mutilaciones y no están cumpliendo con el acuerdo.
En fin, diría que de la guerra ya se ha hablado más y mejor
en por ejemplo “El miedo” de Gabriel Chevalier, “Trampa 22” de Joseph Heller, y
muchos más. Y que algunos lo hicieron muy bien porque la vivieron y saben mucho
de lo que cuentan. Pero Patricio Pron por lo menos, no aburre. Incluso aunque
no estuviera allí y solo toque de oídas(y se base en las mentiras que daban los
informativos o sus profesores sobre el conflicto).
Claro que esto es comedia. O surrealismo. O no sé. Patricio
Pron no es muy clasificable.
Pasable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario