Este autor sorprende fuera y dentro
de las páginas. Donald Ray Pollock se dio a conocer con Knockemstiff (2008), una colección de relatos crueles pero
absorbentes por su nervio narrativo. Luego llegaría “El diablo a todas horas”, una novela en la misma línea,
magnífica(me gustó tanto que cuando vi en la biblioteca, sección novedades, el libro
que nos ocupa hoy, lo agarré rápido y con avaricia, mirando a un lado y otro
por si alguien me quitaba “mi tesoro” aunque tratándose de literatura no hay
mucho que temer).
El amigo Donald se pasó la vida
trabajando en un matadero y en una fábrica de papel, de peón. Treinta y un años
de currante no especializado. Un gran lector, eso sí. A los cincuenta dejó la
faena y se puso a estudiar literatura creativa. Y el estudiante fue tan
aplicado que con su primera obra ya le llegaron los premios. Tiene en su haber
reconocimientos tan prestigiosos en Norteamérica como el PEN/Robert W. Bingham
Prize y una beca del Guggenheim Fellowship.
Importan más las ganas que la edad.
Imagino que también el talento.
Porque esta novela, como en todos sus
escritos coge de modelos a los habitantes de su pequeño pueblo y los traslada a
1917 para servirnos una historia que mezcla el western con la aventura con la
comedia con la historia con… en fin, mezcla todo de forma tan natural que no
parece un pastiche. El ritmo es frenético y si conoces lo que hacen los
hermanos Cohen en cine ya sabes a qué atenerte con este tipo. También me
recuerda a “Sin perdón” de Eastwood en el sentido de que nadie es bueno al cien
por cien, toda persona tiene su lado oscuro. Cualquiera esconde una maldad que
me recuerdan a esa película y un poco también a la realidad. Sí, casi todo son
hombres como en esa película, parece que hoy toca virilidad desatada. Pero las
pocas mujeres que salen se adaptan también a ese patrón (vuelve a recordarme a
la película) salvo algún alma bondadosa como la de la granjera Eula.
Cuatrocientas páginas en las que
deben salir más de cincuenta personajes con sus respectivas historias y todas
son interesantes y en ningún momento sientes que te pierdes. Siempre está el
referente de los bandidos que se cruzan con esas vidas en un ambiente hostil.
Esto es como beber alcohol de mucha
graduación. La lectura es briosa, sin aderezos, así que asequible para todo el
mundo. La temática no es para almas muy sensibles, de esto hay que avisar. Aún
así, en este infierno humano con una portada que si lo lees es increíblemente
acertada en su simbolismo, tienes hasta mensajes positivos casi a lo Coelho
(pero pocos, que aquí manda la acción).
“Nunca
dejaba de asombrarle el hecho de que cualquier día pudieras ir arrastrándote
por la calle, hundido en una depresión de caballo, y de pronto pasaba algo
pequeño y maravilloso que te cambiaba la perspectiva de todo, que llevaba tu
mundo de la oscuridad a la luz y hacía que estuvieras feliz de seguir con vida.
Y normalmente era algo con lo que tú no tenías nada que ver…. Hacia un par de
minutos se había sentido la persona más desgraciada y solitaria del mundo, y
ahora estaba comiendo rosquillas glaseadas de la pastelería Manheim con un
hombre al que no había visto en su vida. En la vida solo había que aguantar como
fuera hasta que llegaba el milagro” pág. 314
Es muy difícil sacar a escena tantos personajes, cada uno convertido en protagonista aunque sea por un instante, con sus problemas y sus historias, y que te interesen. Eso ya es digno de mérito.
ResponderEliminarY es curioso que menciones a Coelho. Cuando al principio del post cuentas que fuiste a por el libro vigilando a tu alrededor para que nadie te lo birlara aunque por ser literatura no había nada que temer, yo pensaba en la época en que trabajé en una biblioteca municipal y los libros de Coelho tenían lista de espera, la gente iba a por ellos como buitres y entonces, malignamente pensé: "claro, al fin y al cabo, Coelho no es literatura" jajaja. En fin, para gustos...
Creo que Coelho, efectivamente, no es literatura. Los libros de autoayuda cubren su función y aunque a mí no me sirvan, imagino que alguien encontrará en ellos consuelo. Pero no, no es literatura. Un Coelho nuevo sí duraría poco en mi biblioteca. Este autor lo dudo. Aunque "El diablo a todas horas" en su momento me costó un par de meses de espera. De todas formas el record de reservas que he observado yo, lo tiene en los últimos tiempos Lucía Berlin. Muy complicado llegar a tenerlo así. Saludos
ResponderEliminarChico eres casi un genio
ResponderEliminarte leo y eres tan versatil
que salgo de aqui con mas neuronas en mis pensamientos
Recomenzar, me dejas por encima de lo que realmente soy pero te agradezco tus palabras. Un saludo desde tan lejos pero tan cerca.
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