Un juego para los vivos es el eje de la
novela, sin duda. Tal y como lo define Patricia Highsmith. Porque los muertos
ya no tienen nada que rascar en esta o en cualquier otra historia nuestra.
Porque en una historia como por ejemplo esta, sucede un crimen y el muerto es
el detonante de un nuevo juego, el de la investigación que provoca. Y todo lo
que la rodea se parece precisamente a eso: preguntas, respuestas, búsquedas,
estrategias, trampas… hasta llegar a la casilla de llegada que puede ser la
resolución o no del misterio. Y así es como se planteó esta escritora prácticamente
todo lo que escribió (y escribió mucho).
La descubrí hace años gracias a una película
con Matt Damon y Jude Law “El talento de Mr. Ripley”. Esta hizo que leyera las
cinco novelas sobre el personaje y luego ya lo que me fue cayendo en las manos,
casi siempre de Anagrama, los que más apostaron por ella y puede que sigan
haciéndolo, juraría que he visto reediciones con otros diseños de la escritora
más incombustible de su cantera junto a tal vez, Nabokov.
Este libro estaba ya ajado y
seguramente descatalogado. Apareció distraído en un anaquel de mi biblioteca más
cercana y aunque dudé sí lo tenía o lo había leído, lo cogí. Pensaba que ya
había completado la lectura completa de esta autora pero no, esta novela era
una nueva sorpresa suya. Con copyrigt del 56. Todavía no se podría considerar
obra de madurez pero ya tiene todo lo que tienen sus historias. Reseño esta
como podría reseñar todo Ripley o sus
cuentos de crímenes o “El grito de la lechuza”. Casi siempre son dos hombres
que por circunstancias ajenas a ellos acaban manteniendo una extraña y ambigua
relación (nunca evidentemente sexual pero a pesar de todo, el sexo no queda
excluido). No son relatos homosexuales pero tienden a ser homófilos, un tipo
que siente admiración por otro y un crimen de fondo, los juegos que se
establecen entre ellos, análisis psicológicos paralelos a las investigaciones
policiales. Quitando las dos o tres novelas pseudobiográficas donde conocemos a
la Highsmith mujer que quería ser un hombre según su última biógrafa, todo lo
demás nos demuestra que también quería ser una asesina y que deseaba matar a
otras personas y que evitaba hacerlo gracias a la escritura (otro punto
apasionante de su biografía, de nuevo encontramos que la escritura es incluso más
leve que la vida que hay detrás). Los cambios de personalidad y las
transformaciones también son patrones que comparte esta obra con todas las
demás.
Por eso esta novela tal vez no sea fácil
de encontrar pero sí el resto y va ser lo mismo. Siempre lo mismo aunque no sé
cómo, siempre diferente.
Aquí tenemos el cadáver del principio, la amante de
dos individuos que son los principales sospechosos. El que la encuentra escapa
enseguida de esas sospechas pero el otro no solo queda bajo custodia policial
sino que se empeña en autoinculparse por más que la policía le dice que es
inocente, que las evidencias señalan hacia otro lado. Entre estos dos
individuos se establece esa relación homófila de la que hablaba. El primero
intenta ayudar al segundo y tratar de evitar que acabe mal, le cae simpático
aunque no se diga claramente en ningún lugar por qué. Todo esto con México y
sus gentes de esa época de fondo. Con escasa acción o casi nula. Todo reducido
a ese juego que tan bien titula este libro y podría titular el resto de los de
la Highsmith. Si buscas emociones y acción y un prodigio de sucesos olvídate.
Lo que hizo esta señora fue renovar el género negro, saltarse los patrones e
imponer el suyo. Es género negro pero también subgénero Patricia Highsmith. Un
mundo aparte, con sus reglas. No para todos los paladares pero sí para muchos,
conoció el éxito y lo sigue conociendo. Y el cine, desde que Hithcock filmara
su “Extraños en un tren”, le debe haber servido de ayuda. Que en paz descanse.
Pero su obra no, esta sigue dando mucho de sí y haciendo trabajar a las
imprentas.
¡Qué ganas de leerlo! Sólo he leído un par de cosas de Highsmith. Me encantaron y siempre que veo algo suyo pienso que debería terminar la serie de Ripley, pero hay tanto que leer que siempre me quedo con las cosas que tengo a mano y lo dejo aparcado.
ResponderEliminarYo ya me hice tan friki con ella que incluso tengo pendiente su biografía(como ves, hay datos de sobra para disfrutarla aunque no la haya escrito ella). Ese estilo suyo casi de documental consigue que te la creas. Qué suerte la tuya que tienes todo eso por leer.
ResponderEliminarJajaja, mirado así ya no me da tanta vergüenza.
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