Pues a pesar del título no veo yo que ese sea el tema
principal de más de seiscientas apretadas páginas de monólogo. ¿Un hombre
enamorado? Sí, el autor nos cuenta su enamoramiento. Lo hace durante algunas
páginas de la novela pero cuando miro hacia atrás y pienso en lo leído, ¿siento
que he leído la historia de un hombre enamorado? Como no sea de sí mismo o de
escribir…
Este es el segundo tomo de una obra de seis que de manera
autobiográfica describe la vida de un autor del que no sabíamos nada por aquí
hasta que Anagrama comenzó a publicarlo. La obra al completo se denomina Mi lucha y comienza con La
muerte del padre, un libro con el que me aburrí y me entretuve a partes
iguales a principios del año pasado. Más o menos lo que me ocurre con esta segunda
parte. Aquí Karl Ove se expatria él solito de Noruega a Estocolmo. Allí
continua su amistad con Geir, otro noruego intelectual y amigo del boxeo (un
Hemingway norteño pero nadie parece percibirlo en el libro). Se reencuentra con
Linda, una poeta que había conocido en una convención de escritores y que será
su segunda mujer. Dejará a la primera para enamorarse de esta y seguramente
darle un poco de sentido al título de esta segunda obra. Pero también podría
haberse titulado Los engorros de ser
padre cuando quieres ser escritor, La
mierda del matriarcado o Vida
burguesa, charlas pseudointelectuales sobre autores norteños que sólo se
conocen entre ellos.
El autor se pasea por sus páginas a su aire. Como si
escribiera un blog y pudiera escribir lo que le da la gana. Igual te habla de
lo mal que lo lleva paseando a sus hijos por las calles suecas que se pone a
charlar sobre un escritor que por aquí abajo no hemos oído en la vida o monta
una cena con los amigos y se detiene unas cincuenta páginas a transcribir lo
que hablaron. A veces me entretiene porque me gusta la literatura sobre
literatura (también habla de autores más asequibles para nosotros, clásicos
universales). Pero su problema es que cree que todo él es interesante en todo
momento. De la más mínima observación te escribe largas digresiones. Parece
recordar o creer recordar hasta la última fémina a la que vio y con la que
fantaseó en el transporte público. Eso, unido a que es un llorica, irrita
ocasionalmente. Aún así soy de los que no se han aburrido lo suficiente como
para no seguir con el resto de su pequeña vida ampliada. Acaban de editar el
tercer volumen por estos lares y ahora se irá a la infancia. Alguna vez, cuando
tenga tiempo y ganas regresaré a sus digresiones. Sólo por poder pasear por una
sociedad como la noruega o la sueca ya me ha valido la pena el viaje. Son
parecidos a nosotros y a la vez distintos. Suele pasar cuando te metes en la
mente de otro ser humano, que comienzas a entenderle. A ver cuando la
literatura de Oriente Medio se suelta la melena y podemos saber qué ocurre en
sus interiores tan alienígenas para Occidente.
En cuanto al estilo de este autor, tirando a plano, nada
retórico, muy fácil de vender más allá de la intelectualidad elitista.
“No es que
nazcamos iguales y las condiciones de vida hagan nuestras vidas diferentes,
sino al revés, nacemos diferentes y las condiciones de vida igualan nuestras
vidas.”
“Sentía una
imperiosa necesidad de dormir, de acostarme en una habitación vacía, apagar la
luz y simplemente desaparecer del mundo. Eso era lo que añoraba, y lo que me
esperaba, horas de obligaciones sociales y parloteo, me parecía insoportable.
“(esto es muy de escritor, no somos muy
sociables por lo general)
“No debes creer
que eres alguien.
No creas ni de
coña que eres alguien.
…Solo eres una
mierdecilla…Cállate, agacha la cabeza, trabaja, y sé consciente de que no vales
una mierda” (glups,
este tío no se quiere, os invito a leer lo que se hace con una cuchilla en la
cara cuando le dan calabazas)
Literatura amante del cotilleo. Éxito asegurado.
Tal y como lo has presentado no me apetece ni un poquito. Aunque es probable que disfrutara con algunas partes porque también me gusta la literatura sobre literatura.
ResponderEliminarFascinante intensidad que nos cuentas
ResponderEliminar“Sentía una imperiosa necesidad de dormir, de acostarme en una habitación vacía, apagar la luz y simplemente desaparecer del mundo.
Cuantas veces me ha pasado y luego hoy cuando lo recuerdo
Me pienso
que tonta
que fui
aburrir momentos de una vida
que no tenemos que desperdiciar
Un abrazo inmenso compañero de letras
Dorotea: Se disfruta así, a ratos. Habla de todo y a veces todo no nos interesa.
ResponderEliminarMucha: Esa enseñanza de vida es muy adecuada con lo que te ha pasado y con todo lo que escribes. Intento recordar ese amor al presente cuando estoy agobiado por algo. Nadie me lo recuerda mejor que tú.