Si cada persona es un mundo, Rita Indiana (1977) es una
galaxia.
La verdad es que he entrado medio avisado en este libro. La
contraportada te da alguna idea de lo que te espera pero no llega, no puede
hacerlo, lo que hay dentro es demasiado. En apenas ciento ochenta páginas.
Demostración empírica de que los libros breves también pueden ser obras mayores.
Algunos son más grandes que su tamaño. Y este no deja poner el piloto
automático ni al lector más avezado. No te deja respirar. Tienes que estar
atento en cada página porque no hay párrafo sin perla, sin idea brillante o
historia inesperada… Es denso. Casi agotador. Probablemente un libro que se
disfrutará incluso más si se relee ya sin la tensión de saber hacia dónde van
todas esas historias caribeñas de anticipación.
Rita Indiana, además de escritora fue cantante y compositora.
Mezcló el merengue con el dance y le salió algo tan marciano como lo que puedes
ver por youtube. En la novela te habla de cantantes como Miss Kittin o
Morcheeba, de arte moderno, de bucaneros y gente que está en pasado, presente y
futuro, de ecología. Y mucho más, entren y vean.
Las claves que da la su sinopsis son estas “La historia arranca en el apartamento de la
santera y asesora del Presidente dominicano Esther Escudero, llamada también
Omicunlé desde que, en un rito afrocubano, se convirtiese en servidora de la
diosa Yemayá. Su joven mucama, Alcide Figueroa, a la que Esther ha apartado de
la prostitución gracias a la colaboración de otro personaje fundamental, Eric
Vitier, está a punto de vivir una historia de pasados, presentes y futuros
vertiginosa y, por momentos, aparentemente imposible.”
La novela está ambientada en un futuro cercano a no más de
quince años vista. En este Santo Domingo futurista Rita Indiana pasa una mirada
inteligente e imaginativa por los temas que le interesan. Si te despistas
puedes perder el hilo. O no caer en algún párrafo subrayable:
“Cuando escuchaba un
término por primera vez, surgían “de la nada” un chorro de referencias,
información y menciones sobre el mismo, como si el universo materializara las
herramientas de aprendizaje o como si aprobara un trayecto específico de
conocimiento.”
Esta novela es como una performance escrita. El
postmodernismo del postmodernismo. Lo que viene después de la última tendencia
y el final de la escalera de la vanguardia.
Asumo que no todos los paladares la vayan a disfrutar.
Como objeción decir que no me parece buena lectura para el
metro en hora punta y con un grupo de raperos en mode free style animando el
vagón.
Oh! volviste con las reseñas y yo sin saberlo ;-) Me froto las manos y miro mi agenda a ver cuándo encuentro hueco para leerlas, después intentaré llegar a un acuerdo con el peque.
ResponderEliminarDe momento este año entre mis propósitos que no llegarán más allá de agosto, y eso siendo muy optimista, está el de sacar breves espacios de tiempo, e incluso crearlos si es que eso es posible, para la lectura. 1 viaje al mes me he propuesto. El año pasado batí mi propio record: 2 libros en un año... Sí, has leído bien. Sólo dos! En fin, de momento he decidido viajar a "Canadá" junto a Richard Ford. Algo muy arriesgado porque el comienzo es lento a más no poder pero...
Con la primera frase de la reseña ya me entró curiosidad por Rita.
Gracias por generarme pesadillas. Si leyera dos libros en un año entraría en una depresión. Pero también entiendo que tú tienes una ilusión que a mí me falta con tu peque así que supongo que no debo horrorizarme por la parte que te toca. En cuanto a tu "Canadá" debo decirque a mí sí me gustó mucho. Pero claro, Richard Ford va a su ritmo. Te lo explica todo, todo, todo. Es para que te lo creas mejor.
ResponderEliminarCuidado con Rita. No es plato para todos los gustos. En un capítulo ya verías si te gusta o no.
ResponderEliminarEn la última parte del 2015 leí un par de libros maravillosos y breves y me dije una vez más que mayor número de páginas no está para nada relacionado con la calidad. Me da la sensación de que hacer ladrillos está de moda, que la gente no va a pagar el mismo dinero por un libro fino que por uno grueso y qué equivocación. En cuanto a este, me han entrado ganas de leerlo. Me lo apunto.
ResponderEliminarHay un estudio reciente que dice que el ebook ha incrementado el número de páginas de los libros. Pero más de la narrativa de género como por ejemplo la fantástica. Como ya no se teme al soporte los escritores hacen lo que le da la gana, pesa lo mismo. Pero no, cuesta mucho tiempo leerlo y hay más posibilidades de que se caiga en lo rutinario, de que el libro tenga paja.
ResponderEliminarTal y como decía más arriba cuidado con esta chica. Yo la admiro mucho pero mejor leer un capítulo para ver si es el estilo que le cuadra a cada uno. Sofisticada hasta lo infinito. Así es Rita Indiana.
Acabo de terminarlo y, si tú no lo recomendabas para el metro en hora punto, yo no lo recomiendo para las vacaciones, al menos para las mías, el momento del año en que menos leo. Es denso, como dices, así que si se espacian mucho las sesiones de lectura, te pierdes. Lo empecé de nuevo cuando me faltaba solo el último tercio y mereció la pena. Tiene de todo, un batiburrillo alucinante y casi alucinójeno. Su estilo es desenfadado, no le importa ser políticamente incorrecta y, como no recordaba tu reseña, tan solo que estaba en mi lista de deseos gracias a ella, no recordaba que era futurista y tenía toques de ciencia ficción. Me ha encantado.
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