domingo, 14 de abril de 2013

Tú serás mi cuchillo

Creo que me gustaba la idea de volver a leer un libro de género epistolar. Aunque fuera ficticio. Y que el autor dijera que se había basado en las "Cartas a Milena" de Kafka. Pero David Grossman no consiguió engancharme al final. Son tres cuartos de libro en los que un tipo le escribe apasionadas cartas a una desconocida que vio en una reunión y que le impresionó especialmente. El otro cuarto de libro está dedicado a Miriam, la elegida, que escribe a Yair, el personaje... ¿Enamorado? Se escriben durante más de cuatrocientas páginas. Ambos están casados. No dicen nada malo de sus respectivas parejas(eso es diferente y me gusta). Simplemente quieren hacer volar la imaginación y escapar un poco de lo restrictivo de sus vidas. Y es que el mundo israelí, entre complejos de culpa y vida excesivamente estructurada ha dado mucha literatura de la fuga desde el citado Kafka hasta el autor que nos ocupa.Claro que no hace falta ser israelí para sentir como a veces cierta vida te atrapa y te asfixia. Y es entonces cuando los sueños o el arte, lo que más te conviene, llegan a sacarte del aburrimiento. 
Yair, el hombre de esta historia, no parece querer nada sexual con Miriam(él se lo pierde). Miriam le recrimina que a su mujer no le permite acceder a su alma y que a ella no le permite acceder a su cuerpo. De hecho, creo que las mejores páginas salen de Miriam(aunque no olvido que ambos personajes son David Grossman pero un acierto del libro es que consigue diferenciarlos bien, buen trabajo psicológico). Es pues de Miriam de dónde salen las páginas dónde parece que ocurra algo. Porque gran parte del libro se pierde en ensoñaciones estériles y vacuas de un tipo que se aburre y que cuenta sus sueños, sus ideas mínimas o su infancia(esta parte también se salva de la quema que le estoy haciendo junto a su adolescencia y el magnífico pasaje con la prostituta). Pero pienso que las palabras de los amantes deberían ser más secretas que los secretos de estado. Fuera del entorno de una pareja, lo que se dicen cuando se cortejan o cuando se aman es objetivamente ridículo. No se puede leer en frío sin sonrojarse según qué estupideces. El lenguaje del amor es más bien bufonesco por no decir infantil y requiere estar enamorado para soltarlo sin vergüenza. Y así me parecen algunos de los razonamientos pequeños de Yari que no se si ama, que si es un quiero y no puedo o que si solo quiere soñar escribiendo para entretenerse pero que no consigue atraparme con sus razonamientos. 
Este libro da para algunas reflexiones, no lo niego, los amantes se conocen mejor con estas cartas y el punto de partida sobre la escritura como válvula de escape para soportar la vida me gusta. Pero insisto, no hay sensación de avance. 
Si eres un-a romántico-a empedernido-a y no necesitas nada más puedes echarle un vistazo o leer unas páginas en algún rincón de la biblioteca antes de cogerlo en préstamo o comprarlo en la tienda(o bajarlo para el e-book). Si a los libros le pides un poco de todo tal vez debas abandonarlo. Y es que digo yo, si le escribes a una mujer con tanta pasión... ¿Por qué excluir el humor? No hablo de convertirse en un payaso todo el tiempo pero es que de tan en serio que se toma las nimiedades que dice el personaje de Yari, acaba resultando involuntariamente cómico. Y eso no es bueno.
Daniel Glattauer escribió un par de libros con punto de vista similar años más tarde. Leí el primero "Contra el viento del norte" y por lo menos me pareció más interesante, su buen ritmo narrativo te hacía olvidar lo tópico de la propuesta. A David Grossman no le va tanto la marcha. O toca una melodía que yo no sé apreciar.
Pero no me hagáis caso, la última palabra es vuestra.

4 comentarios:

  1. Sí, he decidido volver, aunque sea muy poco a poco. No quiero abandonar esto como tantas otras cosas...
    Porque me voy...¡Y desaparece uno de tus blogs!

    Por cierto, estuve en Barcelona, en el Salón Internacional del Cómic, pensé fugazmente que a lo mejor estabas por allí.

    Un beso!
    Maloles

    ResponderEliminar
  2. aiiiis, por allí estuve, naturalmente. El blog que ha desaparecido sólo se ha cambiado de nombre pero sigue con las viejas y nuevas entradas y aparece en el perfil como "Todo esto para qué". O así debería ser.
    No abandones esto como esas tantas otras cosas. Escribir relaja y lo vengo notando mucho estos días que he vuelto a escribir bastante y a sentirme un poco mejor después de hacerlo.

    ResponderEliminar
  3. Me gustan los libros epistolares pero bien es verdad que determinados temas es mejor leerlos en momentos específicos. Si lees un libro en un momento que no sea apropiada no te gustará nada y yo creo que siempres e saca algo bueno.
    Respecto a lo absurdo e incluso a esa verguenza agena de los enamorados... totalmente cierto, al menos a mi me ocurre (conmigo misma) releeo cosas que escribí y me siento ridícula. De momento estoy más que saturada con este tipo de libros románticos, pero lo apuntaré en mi lista pues no descarto que en algún momento me apetezca leerlo.

    ResponderEliminar
  4. A mí no me desagradan los libros epistolares pero algo en este no me engancho. Aunque no pueda contarlo ni deba, el final sí me sorprendió algo y lo salva un poco. Creo que en general le sobran páginas y le falta un estilo más atractivo. Aunque tal vez el escritor no tuvo problemas en mostrar esa falta de ridículo del enamorado y lo hizo queriendo para hacerlo más real.
    No diría que es un libro desastroso porque he encontrado a pesar de todo varios puntos de interés. Ya me parezco a ti con lo de sacar algo bueno de cualquier lectura.

    ResponderEliminar