sábado, 20 de abril de 2013

Amor en Venecia, muerte en Benarés

Se supone que es una novela. Te la venden así. O te la llevas así de la biblioteca, como un documento. Y me parece magnífico porque así puedo coger más documentos. Pero eso no evita que al terminar de leerla tenga la sensación de que haya leído dos historias distintas, cada una de las cuales con un título distinto. La primera novela sería "Amor en Venecia". Luminosa. Con historia de amor y sexo. Con alegría y euforia y fiestas y exposiciones de arte y mucho glamour. Con cocaína y gastos desmesurados en vestuario, cortes de pelo e imagen. Con humor.
La segunda historia o novela sería "Muerte en Benarés" con mucha pobreza, situaciones estrambóticas y ninguna historia de amor(o puede que sí pero desenfocadas y como en segundo plano). Con situaciones sórdidas, escatológicas. Con alguna que otra revelación espiritual(si quieres verlo así o ponerte en el lugar del personaje). Con un cambio de valores que contrasta vívamente con el de la primera novela. Con humor.
Y sí, ya veo las objeciones. Después de todo sí hay una novela. Tal vez una única historia que nos pinta dos retratos opuestos, uno de Oriente y otro de Occidente, para que hagamos nuestras comparaciones. Una historia en la que el chiste fácil o difícil está a la vuelta de cada página. Porque si hay algo de inglés en este libro es la ironía. Y eso es lo que más unifica el conjunto. El estilo humorístico del escritor. Y puede que el hecho de que al final no se trate de una novela al uso. Porque no ocurre prácticamente nada. Hay anécdotas, el enamoramiento parece que se perciba como una historia y la base de todo pero luego se difumina en otros asuntos. Definitivamente esta es otra novela que no se puede recomendar a todo el mundo. Es un nuevo ejercicio de estilo de esos tan habituales hoy en día dónde la ficción y la realidad se difuminan más que nunca. En este caso, creo, un ejercicio logrado. Al menos por las sonrisas que ha logrado en mí(no carcajadas pero sí sonrisas satisfechas y como de reconocimiento ante alguna verdad íntima).
Confieso que lo saqué de la biblioteca porque alguien me dijo que leyendo a Geoff Dyer se había acordado de mí, o mejor dicho de mi escritura. Yo no soy un escritor. No uno profesional desde luego y hay muchas distancias que salvar aquí. Pero lo cierto es que al leer a Dyer me identifico plenamente con su estilo. Es como mi alma gemela. No puede evitar hacer la gracia incluso en el peor de los casos. Es como si para no mirar directamente al mundo nos pusiéramos una máscara de payaso y nos amparásemos en la risa. Y bien, apunto este motivo porque aviso a todos los que entren en las páginas de este libro que el que aquí lo critica no puede ser objetivo con su alma gemela. Me ha gustado mucho porque me ha recordado a mí mismo. No se si puede haber motivo más mezquino para criticar positivamente a un escritor.
Su última novela es “Yoga para los que pasan del yoga”. Como en la que he reseñado, imagino que habrá de todo. Una novela que no es novela y que se mezcla con el ensayo, que mezcla la ficción con la realidad... y en la que habrá mucho humor.

8 comentarios:

  1. Tomo nota y aprovechando que anoche terminé La Delicadeza de David Foenkinos, me parece muy bien cambiar de tercio.

    BEP y sigo esperando tu llamada (mentiras!!! jajaja)

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  2. mmmm, vale, ya verás que con mi suerte será en el peor momento. Estoy gafado.
    De ese Foenkinos he visto la película que me gustó por lo diferente del planteamiento. El libro no sé.
    No dejes de acudir a la biblioteca. Es lo mejor que tenemos en Cataluña (aunque no sé como estaréis por Colombia).
    Besos.

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  3. Las bibliotecas en Colombia, por lo menos en Bogotá la capital y Medellín que es mi ciudad, son una pasada, con decirte que son parques bibliotecas, allí si es una gozada ir a pasar el día.

    Besos

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  4. He leído la palabra ironía y con eso tengo suficiente. Últimamente varias personas me han definido como una persona irónica y aunque no sé muy bien en qué basan esa apreciación, he de reconocer que no me disgusta la idea de ser una persona irónica y por si no llego a la altura de sus expectativas, creo que necesito clases, así que me apunto el libro ya que es de esos "no recomendables a todo el mundo"... ¡Qué bien se siente uno cuando sale del rebaño! :-)

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  5. Si eres irónica no necesitarás clases. La mejor ironía es la que esconde más de lo que explica porque ya sabe que la entenderás. Los reyes de la ironía, ya lo sabrás, son los ingleses. Su humor es siempre así y este libro lo representa mucho.

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  6. Recuerdo estar volviendo en el coche a casa con la radio puesta, un programa de literatura, y estaban hablando de esta novela e incluso disponían de una entrevista que le habían hecho al autor en una cafetería aquella misma mañana... estaba dispuesto a comprarla.

    Pues han pasado quizás un par de años, al menos muchos meses, y su título ya había caido en mi olvido.

    Gracias por el recordatorio.

    Abrazotes.

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  7. De nada. La recomiendo encarecidamente. Lástima que no estuviera a la escucha de ese programa .

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