Hace tiempo una amiga del otro blog
con la que hablaba de literatura me comentaba que no soportaba a Stephen King.
No tenía nada contra la literatura de género pero el bueno de Stephen le
parecía comercial y escritor de Best Sellers. Americano en el mal sentido.
Con el tiempo cambió de idea porque
leyó un cuento con un ritmo que la mantuvo en suspense durante más de media
hora.
Y es que a los que leemos literatura
mainstream habitualmente nos vence el elitismo tontorrón. Si sabes que lo que
lees está destinado a la evasión y no a darte la frase perfecta y que de vez en
cuando no tiene nada de malo relajarse un poco con una buena historia, pues te
llevarás una grata sorpresa.
Yo pecaba de ese elitismo también.
Pero lo cierto es que en ciertas épocas del año me da por leer este tipo de
literatura sin aspiraciones de premio Nobel. Y puede ser muy agradable. Y se
puede decir de algunos de estos escritores que incluso son buenos. Porque es
difícil aguantar las toneladas de páginas que ha escrito este señor y todavía
poder reinventarse y escaparse de lo que uno ha hecho sin hacerlo del todo,
siendo fiel a tu estilo.
Stephen King en “Mr. Mercedes” se
escapa brevemente del terror y nos ofrece una historia de género negro donde un
policía retirado busca psicópata. Sigue con sus detalles macabros. No baja ese
ritmo frenético y ese humor negro que le distinguen. Sí le sobran páginas. Como
siempre. Porque el Best Seller parece un libro hecho para que te pese en las
manos aunque con el ebook eso ya sea innecesario.
Pero tiene algunas páginas de
verdadero suspense. Todo muy cinematográfico, claro (hay serie de televisión).
Los malos son muy malos y los buenos muy listos y muy buenos aunque no guapos,
esto también es interesante en el libro. Aunque no me guste el maniqueísmo
infantil. Pero aún así cuadra con la narrativa y el universo de Stephen King.
En su Maine y en el resto de sus novelas el mal es algo casi medieval, digamos
que es el demonio. Y el bien es el bien que acabará venciendo a esas fuerzas
oscuras. Si bien es cierto que la fórmula terrorífica exige que en la última
página siempre veamos que el mal no ha muerto del todo, que tengamos un último
escalofrío para que no pensemos que hemos leído un cuento para niños. Así que
en esta novela el bueno es el poli y el malo es el tarado que arremete con su
Mercedes contra unos tipos en una cola de parados que buscaban ganarse la vida
y la pierden de una forma detalladamente morbosa. Muy entretenido. Con un
trabajo de investigación policial que me ha recordado a Michael Connelly, el
escritor de policíacos por antonomasia. Con dos partes más que forman una
trilogía, ya sabemos que a la ficción le gusta mucho en los últimos años venir
de tres en tres. Con algunos giros de guión, digo de novela, efectistas pero
bien planteados (aunque a veces le veo un par de costuras a la novela Stephen
King es un buen profesional y por lo menos hace pocas trampas, algunas pero
pocas).
He leído varios libros de este autor.
Y seguiré recurriendo a él cuando necesite literatura de transporte público. La
Renfe me está fastidiando mucho últimamente y este señor me hace más agradables
las demoras hasta destino.